El proyecto, liderado por el Dr. Guillermo Medina y financiado por la Dirección de Investigación UCSC, combina espectroscopía infrarroja y modelamiento quimiométrico para caracterizar especies como el Boletus loyo, aportando conocimiento clave para su conservación y potencial uso industrial.
La Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC) desarrollará una innovadora investigación que aplicará la espectroscopía infrarroja (MIR-NIR) para estudiar macrohongos endémicos del Biobío, entre ellos el Boletus loyo, una especie chilena en riesgo de sobreexplotación. La iniciativa busca identificar sus características químicas y bioactivas, aportando a su conservación y explorando posibles aplicaciones en la industria alimentaria y farmacéutica.
El proyecto, titulado “Caracterización espectral y clasificación geo-específica de hongos endémicos de la Región del Biobío mediante espectroscopía MIR-NIR y modelamiento quimiométrico”, será dirigido por el Dr. Guillermo Medina, académico de la Facultad de Ciencias UCSC, y se ejecutará durante tres años gracias al financiamiento interno otorgado por la Dirección de Investigación UCSC.
Según explicó el Dr. Medina, el estudio busca reconocer patrones en las variables espectrales que permitan discriminar y describir cada especie de macrohongo. “Cada especie debería presentar un espectro infrarrojo único. Queremos identificar esas variables y determinar si cambian según el lugar de recolección”, señaló.
Una tecnología innovadora y no destructiva
La espectroscopía infrarroja permite irradiar las muestras con energía lumínica para analizar cómo sus compuestos químicos absorben la luz. Esta técnica, además de ser rápida, económica y no invasiva, genera gráficos de absorción que reflejan la composición química de cada organismo. “Podemos obtener gran cantidad de información sin destruir la muestra”, destacó el investigador.
A partir de estos datos, el equipo espera construir una biblioteca espectral de macrohongos del Biobío e identificar compuestos bioactivos con potencial nutricional y farmacéutico. “A futuro, queremos desarrollar modelos de aprendizaje automático que faciliten la identificación y cuantificación de estos compuestos de forma más eficiente”, añadió el académico.
Conexión con la conservación y la biodiversidad
Los primeros muestreos se están realizando con hongos estacionales de otoño, como digüeñes (Cyttaria espinosae), champiñón silvestre (Agaricus campestris), changle (Ramaria spp.) y boleto anillado (Suillus luteus). Sin embargo, el foco principal es el Boletus loyo, un hongo comestible de gran tamaño que enfrenta amenazas por su alta demanda y dificultad de reproducción en bosques nativos.
La investigación contempla la recolección controlada de muestras en zonas como Nonguén, la Cordillera de Nahuelbuta y los bosques de Curanilahue, fortaleciendo el conocimiento sobre la biodiversidad micológica de la región.
Colaboración internacional
El proyecto incluye la colaboración de la Dra. Carola Figueroa (Universidad del Bío-Bío), el Dr. Yakdiel Rodríguez-Gallo (Universidad del Salvador, Argentina) y el Dr. Jordi Cruz (Escola Universitària Salesiana de Sarrià, Barcelona), además del tesista Nicolás Aburto, estudiante de Química Ambiental UCSC.
El Dr. Medina destacó el valor del apoyo institucional recibido: “Es muy gratificante que la UCSC fomente investigaciones exploratorias como esta, que sientan las bases para futuras postulaciones a fondos externos y fortalecen el conocimiento científico regional”.
