En el Día Mundial de la Salud Mental, especialistas entregan claves para identificar los síntomas de la depresión y la ansiedad, dos trastornos en aumento en Chile, y destacan la importancia de un diagnóstico y tratamiento oportuno.
La depresión y la ansiedad son dos de los trastornos de salud mental más frecuentes en el país y afectan la calidad de vida de millones de personas. Aunque comparten algunos síntomas, se manifiestan de manera distinta y requieren abordajes específicos.
Según el Termómetro de la Salud Mental ACHS-UC, la ansiedad afecta al 25,8% de la población chilena y la depresión al 13%, con una brecha significativa entre hombres y mujeres. Sin embargo, pese a su alta prevalencia, ambos siguen rodeados de estigma y desinformación.
En el marco del Día Mundial de la Salud Mental, especialistas llaman a reconocer las señales tempranas y a derribar los mitos que impiden buscar ayuda profesional a tiempo.
Depresión y ansiedad: dos trastornos distintos pero que pueden coexistir
Aunque pueden solaparse (hasta el 70% de las personas con depresión también presenta ansiedad), existen diferencias claras.
La médica de familia Magdalena Galarce, de Farmacias Ahumada, explica que “la depresión se caracteriza por una tristeza persistente, pérdida de interés y falta de energía”, mientras que la ansiedad se manifiesta como “una preocupación constante, nerviosismo o miedo exagerado, muchas veces sin causa aparente”.
En la depresión predominan el desánimo y la falta de motivación; en la ansiedad, los síntomas físicos como palpitaciones, temblores o problemas digestivos son más frecuentes. “La ansiedad se anticipa a lo que vendrá; la depresión se enfoca en lo que ya pasó”, resume la especialista.
Cuando preocuparse y buscar ayuda profesional
Galarce advierte que, si los síntomas se mantienen por más de dos semanas, es fundamental consultar a un médico.
“Cuando la persona deja de realizar tareas cotidianas, se aísla, sufre insomnio o tiene pensamientos de muerte, debe buscar ayuda profesional de inmediato”, señala.
Niños y adolescentes también pueden presentar estos trastornos, aunque de manera distinta. Irritabilidad, cambios bruscos de conducta o bajo rendimiento escolar son señales de alerta.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), los factores como el bullying, la presión social o el uso excesivo de redes sociales pueden incrementar el riesgo de depresión y ansiedad en jóvenes.
La buena noticia es que ambos trastornos son altamente tratables. La terapia psicológica y, en algunos casos, los medicamentos antidepresivos o ansiolíticos —bajo supervisión médica— pueden aliviar significativamente los síntomas.
“Suspender el tratamiento por cuenta propia puede causar recaídas o empeorar el cuadro”, advierte Galarce.
Además del tratamiento médico, los hábitos saludables son claves para la recuperación:
Actividad física regular, como caminar o bailar, ayuda a liberar endorfinas.
Dormir entre 7 y 8 horas diarias.
Alimentación equilibrada, rica en vitaminas del complejo B, ya que niveles bajos de B-12 se asocian a mayor riesgo de depresión.
“Cada persona responde distinto, pero lo importante es un enfoque integral que combine terapia psicológica, ejercicio, apoyo familiar y adherencia al tratamiento”, concluye la doctora.
En este Día Mundial de la Salud Mental, los especialistas recuerdan que cuidar la salud emocional es tan importante como cuidar el cuerpo. Con el apoyo adecuado y la información correcta, la ansiedad y la depresión pueden tratarse eficazmente.
Buscar ayuda a tiempo es el primer paso para recuperar el bienestar y mejorar la calidad de vida.
