En la tercera y cuarta edad, viajar no solo es una fuente de recreación, sino una experiencia que estimula el cerebro, mantiene la autonomía y fortalece la memoria.
A lo largo de la vida, las actividades diarias dan estructura y significado a la identidad, promoviendo el bienestar físico, mental y emocional.
Más allá del entretenimiento, viajar fomenta la interacción social y la conexión con otros. Conocer nuevas personas, compartir experiencias y comunicarse en distintos contextos fortalece las habilidades sociales y emocionales, reduciendo el aislamiento y mejorando el estado de ánimo. Además, el desafío de adaptarse a entornos distintos requiere procesamiento de información, toma de decisiones y activación de la memoria. Al enfrentarse a un entorno desconocido, las personas mayores deben recordar direcciones, identificar lugares, planificar rutas y adaptarse a nuevas situaciones, lo que implica el uso de la memoria a corto plazo para detalles inmediatos y la memoria a largo plazo para relacionar experiencias previas con las actuales.
La terapeuta ocupacional Noemí Salazar, de las residencias Senior Suites, explica que viajar es una herramienta poderosa para la salud cognitiva: “El cerebro necesita estímulos constantes para mantenerse activo. Al viajar, se pone en marcha la memoria a corto plazo cuando la persona recuerda detalles recientes, como el número de habitación o el itinerario del día. Al mismo tiempo, la memoria a largo plazo se fortalece al evocar recuerdos pasados que se asocian con la nueva experiencia. Este ejercicio constante mejora la capacidad de aprendizaje y refuerza la plasticidad cerebral.”
Viajar y el procesamiento de la información
Cada viaje representa un ejercicio mental donde el cerebro debe captar estímulos del entorno, organizar nueva información y recordar datos previos para orientarse y tomar decisiones. Este proceso fortalece la memoria y mejora la agilidad cognitiva, manteniendo activa la mente a lo largo del tiempo.
Desde la vivencia del cuerpo, viajar también implica una experiencia sensorial completa. La temperatura, los sonidos y los aromas de un nuevo destino activan distintas áreas cerebrales, facilitando la formación de recuerdos significativos.
Recomendaciones para viajar con seguridad y aprovechar los beneficios cognitivos:
Elegir destinos accesibles: Optar por lugares con buena infraestructura y opciones de transporte cómodo.
Viajar en temporadas adecuadas: Preferir climas templados para evitar el impacto de temperaturas extremas en la regulación térmica del cuerpo.
Mantenerse hidratado y bien alimentado: La energía y la hidratación son clave para el rendimiento físico y mental durante el viaje.
Estimular el aprendizaje activo: Participar en visitas guiadas, tomar fotografías o escribir un diario de viaje ayuda a reforzar la memoria y el procesamiento de la información.
Fomentar la interacción social: Viajar en grupo o participar en actividades con otras personas favorece el bienestar emocional y fortalece los lazos afectivos.
Realizar un chequeo médico previo: Evaluar la salud antes del viaje permite prevenir riesgos y planificar cuidados especiales si es necesario.
Viajar en la tercera y cuarta edad no solo es una fuente de placer, sino una estrategia fundamental para mantener la mente activa, fortalecer la memoria y enriquecer la vida con nuevas experiencias.