Razones para no morir, protagonizada por Néstor Cantillana y Carla Casali, una puesta en escena que combina drama, ironía y ternura.
El Teatro Nacional Chileno (TNCh) estrena este 15 de octubre “Razones para no morir”, una propuesta escénica dirigida por Cristian Marambio que invita a mirar las heridas del pasado chileno desde una perspectiva inusual: con humor ácido, humanidad y reflexión.
La obra —una versión libre inspirada en los textos “Razón de ser” y “Amanda” del dramaturgo Jorge Díaz— marca un nuevo hito en la temporada 2025 del TNCh y forma parte del Fondo de Apoyo a Teatros Universitarios otorgado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, que también financió los montajes “Romeo y Julieta” y “Poema de Chile”.
Protagonizada por Néstor Cantillana y Carla Casali, la obra se presenta como un viaje íntimo y delirante, donde un hombre —el “Hijo del Camionero”— emprende una travesía para enfrentar un oscuro secreto familiar. En medio de su plan de venganza, aparece Amanda, una compañera inesperada que transforma la violencia en posibilidad, y la memoria en amor.
“Yo escribí una obra nutriéndome de otras cosas, quería que tuviera humor, no solo lo terrible. Hay una manera de abordar la dictadura que a la gente la tiene chata. La idea es mezclar la tragedia con ironía y amor, porque esta es una obra positiva: es el renacer de las cenizas de un ser humano”, comenta Cristian Marambio, director del montaje.
“Razones para no morir” explora la contradicción entre el deseo de justicia y la necesidad de sanar, entre la memoria histórica y la intimidad personal.
Según Néstor Cantillana, quien interpreta al Hijo del Camionero, el desafío está en esa dualidad
“Este personaje vive una contradicción muy profunda. Quiere vengar a su madre, pero no está hecho para la violencia. Es solitario, sensible, y al mismo tiempo, busca sentido en medio del horror. Esa tensión es el corazón de la obra”.
Por su parte, Carla Casali, quien da vida a Amanda, explica:
“Amanda representa el amor como resistencia. No es ingenua ni frágil, sino una fuerza vital frente al horror. Es la posibilidad de volver a creer, incluso en medio de la oscuridad. Esa luz que ofrece es esencial para el viaje del protagonista”.
Una puesta en escena centrada en la actuación
La dirección de Marambio apuesta por una puesta íntima y contenida, donde el peso del relato recae en las actuaciones.
“El texto es corto, pero muy complejo. Es como una película dentro del texto, requiere mucha precisión. La obra se sostiene en la actuación y en lo que no se muestra: el horror se percibe a través de la palabra y la emoción”, explica el director.
Las funciones se realizarán de miércoles a sábado, del 15 de octubre al 1 de noviembre, a las 19:30 horas en la Sala Antonio Varas (Morandé 25, Santiago). Las entradas están disponibles en ticketplus.cl y en la boletería del teatro.
Más que un drama histórico, “Razones para no morir” es una reflexión sobre Chile y sus memorias pendientes, sobre cómo convivimos con el pasado sin caer en el juicio ni la victimización.
“No buscamos decirle a la gente cómo debe pensar o reaccionar. La obra invita a convivir con las diferencias, a aceptar que cada uno administra sus emociones de forma distinta. Es una propuesta que provoca sensibilidad más que certezas”, señala Casali, destacando el enfoque humanista del montaje.
La obra rinde homenaje a Jorge Díaz (1930–2007), uno de los dramaturgos más influyentes del teatro chileno. Miembro de la Generación del 50, Díaz exploró el absurdo, el sarcasmo y el humor negro como herramientas para revelar la soledad y la incomunicación. Autor de más de noventa obras —entre ellas “El cepillo de dientes”, “Topografía de un desnudo” y “El velero en la botella”—, fue reconocido con el Premio Nacional de las Artes de la Comunicación y Audiovisuales en 1993.
Con este montaje, el Teatro Nacional Chileno reafirma su rol como espacio de memoria, experimentación y creación, convocando a las nuevas generaciones a pensar el pasado con nuevas formas y lenguajes.
“Razones para no morir” es, en definitiva, un canto a la vida. Una invitación a mirar la historia con ironía, ternura y esperanza.
