La legendaria banda argentina, regresó a nuestro país ofreciendo un show cargado de nostalgia, grandes éxitos y el estreno de nuevo material que desató la euforia de sus fieles seguidores.
Por Beto Arán
Fotos Leonardo Ortiz
A 32 años de su primera e histórica visita, la imagen de Adrián Barilari (voz) y Walter Giardino (guitarra), de Rata Blanca, sigue despertando un fervor popular que traspasó generaciones, repletando las tres fechas agendadas en nuestro país. Los shows de Puerto Montt y Temuco, realizados en dos días consecutivos, podría suponer algún cansancio de sus músicos que, en ningún momento, se vio de manifiesto sobre el escenario, desplegando una presentación con la fuerza de un heavy metal tan prolijo como demoledor.
El recinto que albergó a cuatro mil espectadores, abrió los fuegos con la incombustible “Diario de una sombra”, para luego dar paso a “Sólo por amarte”. El clásico alojado en su primer LP, despertó los primeros brindis para una jornada no apta para conservadores. Había que morir con las botas puestas y, los primeros acordes de “Volviendo a casa”, fueron la confirmación que la noche se venía en grande. Un single extraído de su indispensable, “El camino del fuego”, donde la banda se comunicó con el público para agradecer una fidelidad que se arrastra por tres décadas.
Tras cartón, “La otra cara de la moneda”, “Talismán” y “Circulo de fuego”, consolidaban una jornada que, sólo se vió opacada, por algunos problemas de audio solucionados sobre la marcha del evento. La banda omitió el citado inconveniente, poniendo sus energías en un directo que luego trajo los sonidos de “El circulo de fuego”, “Cuando hoy es ayer” y el estreno de “Hijos de la tempestad” y “Rock is rock”. Canciones que gozaron de una gran recepción de sus fans, abriendo una luz de esperanza para la edición de nuevo material, considerando que, su última producción, “Tormenta eléctrica”, acaba de celebrar 9 años desde su lanzamiento.
Y cómo era de suponer, “Mujer amante”, le voló el techo al histórico recinto de calle San Diego. Una balada de gusto transversal, responsable de masificar el nombre de Rata Blanca en todo Hispanoamérica, en tiempos donde la radio y el casete, eran la llave para abrir las puertas hacia las grandes audiencias. Pero faltaba “Guerreros del arcoíris”, despertando el éxtasis de la fanaticada ante un tema icónico de su discografía que, no necesariamente, se encuentra incluido en su generoso repertorio.
Para el cierre: “Rock & roll hotel”, “Aún estas en mis sueños” y la insuperable “Leyenda del hada y el mago”, finalizaron una noche redonda, con el maldito rock & roll como principal vencedor, elevándose como el merecido ganador de la jornada. Fue una verdadera fiesta, demostración fidedigna que el heavy metal sigue más vivo que nunca. Una cualidad que el dinero, las modas ni tendencias en redes sociales podrán destruir.
Sacaron Chico Callejero y El Último Ataque para la gira en Chile, igual se pasó increíble.