Ozempic y cáncer de tiroides: qué dice realmente la evidencia científica

Ozempic y cáncer de tiroides: qué dice realmente la evidencia científica

El nombre Ozempic ha pasado del ámbito clínico a la conversación pública. Su principio activo, la semaglutida, nació como tratamiento para la diabetes tipo 2, pero su efectividad para inducir pérdida de peso ha incrementado su uso y, con ello, las inquietudes sobre su seguridad. Una de las más recurrentes es su posible vínculo con el cáncer de tiroides. ¿Qué dice hoy la evidencia científica?

Los estudios preclínicos —realizados en animales— mostraron que la semaglutida y otros agonistas del receptor GLP-1 podían inducir tumores de células C en la tiroides de roedores. Debido a ello, la FDA y la Agencia Europea del Medicamento (EMA) incorporaron advertencias, indicando que el fármaco no debe utilizarse en personas con antecedentes personales o familiares de carcinoma medular de tiroides o síndrome de neoplasia endocrina múltiple tipo 2 (MEN2).

Pero extrapolar estos resultados a humanos no es automático. En los últimos años, numerosos estudios han evaluado si este riesgo se replica en la práctica clínica. Una revisión publicada en Frontiers in Endocrinology (2024), que analizó más de 14.000 pacientes tratados con semaglutida, concluyó que la incidencia de cáncer tiroideo fue inferior al 1%, sin un aumento significativo atribuible al medicamento.

Resultados similares mostró un amplio estudio escandinavo publicado en The BMJ (2024), que evaluó a más de 145.000 personas que recibieron agonistas GLP-1. La investigación no encontró un incremento estadísticamente relevante del riesgo de cáncer de tiroides en comparación con otros tratamientos para la diabetes.

Esto sugiere que la preocupación inicial no es infundada, pero no existe evidencia concluyente en humanos que demuestre una relación causal entre Ozempic y el cáncer de tiroides. El riesgo observado en animales parece estar asociado a diferencias biológicas entre especies.

Aun así, las advertencias se mantienen. El carcinoma medular de tiroides es poco frecuente, pero agresivo, y es prudente excluir del tratamiento a personas con antecedentes familiares o predisposición genética.

¿Qué significa esto en la práctica para pacientes y profesionales de la salud?
Primero, actuar con serenidad y basarse en la evidencia disponible: Ozempic ha demostrado beneficios claros en el control de la diabetes y la reducción de peso, mientras que el riesgo oncológico sigue siendo teórico en humanos.

Segundo, aplicar el principio de precaución: el uso del fármaco está contraindicado en quienes tienen antecedentes familiares de carcinoma medular de tiroides o diagnóstico de MEN2.

Y tercero, reforzar la vigilancia médica. Esto implica educar a los pacientes sobre síntomas tiroideos relevantes —masa cervical, ronquera, dificultad para tragar— y mantener un seguimiento endocrinológico adecuado.

La farmacología moderna ha ampliado nuestras herramientas para tratar enfermedades crónicas como la diabetes y la obesidad. Pero ese avance requiere interpretar la evidencia con rigor, sin alarmismos ni excesos de confianza. La semaglutida es un medicamento útil y seguro, siempre que se utilice correctamente y bajo supervisión médica. Y aunque en medicina las certezas absolutas son escasas, la vigilancia continua es parte esencial de un uso responsable.

Mauricio Muñoz Llanos

Director de Química y Farmacia

Universidad Andrés Bello, Concepción

Isabel Chandía

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