Ocho de cada diez mujeres experimenta bochornos durante el climaterio. Especialistas explican por qué aumentan en verano y entregan consejos prácticos para manejarlos sin tabúes ni estigmas.
La menopausia es una etapa natural en la vida de la mujer y no debe vivirse como un castigo. Por eso, es clave informar, desmitificar sus síntomas y ofrecer recomendaciones accesibles para mejorar la calidad de vida durante el climaterio.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), dos millones de mujeres en Chile se encuentran entre los 40 y 54 años, rango en el que típicamente comienza la menopausia. Cerca del 80% experimenta sofocos y sudores nocturnos, síntomas que se intensifican con las altas temperaturas del verano. Este periodo se convierte así en un momento crucial para reforzar el autocuidado.
La químico farmacéutico de Farmacias Ahumada, María Soledad Velásquez, recalca que el climaterio es un proceso prolongado que debe entenderse sin miedo. “La menopausia no es el fin, sino el inicio de una nueva fase de autoconocimiento y posibilidades. Criminalizar los síntomas o la búsqueda de alivio no es el camino”, afirma.
La especialista advierte que persiste una fuerte desinformación. Una encuesta publicada por el sitio chileno SinReglas.cl reveló que el 86% de las mujeres siente que recibe poca información y el 77% considera que el tema sigue siendo tabú. Estudios de la Universidad Católica indican que el 80% de las mujeres en climaterio presenta sofocos, cifras consistentes con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Por qué los sofocos aumentan en verano
El Instituto de la Menopausia señala que los bochornos son episodios súbitos de calor intenso provocados por la caída de estrógenos, lo que altera el “termostato” interno. Aunque duran pocos minutos, pueden repetirse varias veces al día.
El calor y la humedad amplifican estos episodios. La evidencia muestra que al aumentar la temperatura ambiental, también sube la frecuencia e intensidad de los sofocos. “No son peligrosos, pero sí muy molestos. Y pueden manejarse con cambios simples en la rutina”, explica Velásquez.
Entre sus recomendaciones están:
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Mantener hidratación constante.
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Evitar el tabaco.
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Usar ropa ligera de algodón o lino.
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Preferir ambientes ventilados.
Además, prácticas como respiración profunda, yoga o meditación ayudan a estabilizar la temperatura corporal. El Instituto Nacional sobre el Envejecimiento de Estados Unidos (NIA) señala que estas técnicas pueden reducir los sofocos hasta en un 40%.
Nutrición que ayuda en el climaterio
La alimentación también juega un rol clave. Velásquez recomienda:
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Consumir frutas, verduras y proteínas vegetales.
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Priorizar alimentos ricos en calcio, magnesio y zinc.
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Reducir azúcares refinados y grasas saturadas.
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Incorporar omega-3 y antioxidantes, recomendados por el Ministerio de Salud para favorecer el equilibrio hormonal y la salud cardiovascular.
La especialista aclara que no se debe automedicar. “Los suplementos pueden ser útiles cuando hay una deficiencia comprobada, pero cada mujer tiene un ritmo hormonal distinto”, explica.
El tratamiento hormonal sustitutivo (THS) es el método más eficaz para sofocos severos, pero debe ser indicado y controlado por un médico.
El Observatorio de Equidad en Salud de la Universidad Católica advierte que más del 60% de las mujeres en climaterio no consulta a un profesional por vergüenza o desinformación. Para Velásquez, esta es una barrera urgente de derribar: “La menopausia no es un tabú, sino otra etapa del bienestar femenino”.
Con una esperanza de vida femenina que supera los 83 años en Chile, la especialista recalca que esta etapa no marca un cierre, sino una nueva forma de habitar el cuerpo. “Vivir la menopausia con naturalidad, apoyarse en profesionales y cuidar cuerpo y mente permite mantener una excelente calidad de vida”.







