En el foro “Reimaginando la Educación”, expertos coincidieron en que el futuro del aprendizaje exige trabajo conjunto entre sociedad, Estado y filantropía.
La innovación en educación no puede abordarse de forma aislada. Así lo reafirmaron especialistas nacionales e internacionales durante el foro “Reimaginando la Educación: Nuevas rutas para la Innovación Educativa”, organizado por Fundación REimagina, donde se destacó que el cambio sistémico solo es posible mediante esfuerzos colectivos, sostenidos y articulados entre diversos actores.
Esta visión, respaldada por estudios del Foro Económico Mundial y publicaciones como la Stanford Social Innovation Review, plantea que las transformaciones profundas en educación deben sustentarse en una agenda común, con medición compartida y acciones coordinadas. La directora de Fundación REimagina, Ana María Raad, fue enfática: “Los desafíos educativos son urgentes y complejos. Nadie puede enfrentarlos solo. Por eso trabajamos colectivamente con más de 21 organizaciones sociales, públicas y privadas, articulando esfuerzos y confiando en el impacto a largo plazo de una filantropía estratégica”.
En esa línea, el foro convocó a representantes de organismos públicos, fundaciones, expertos internacionales y redes de comunidades educativas, con un mensaje unificado: la innovación educativa requiere colaboración, propósito compartido y confianza mutua. Para el director del Centro de Innovación del Ministerio de Educación, Martín Cáceres, la innovación que impulsa el Mineduc es sistemática, creativa y sobre todo colaborativa. “Debe responder a los desafíos reales de cada comunidad educativa y generar aprendizajes significativos”, afirmó.
La clave: alianzas colaborativas y filantropía estratégica
Organismos internacionales como el Foro Económico Mundial y la Fundación Qatar han reiterado que el impacto duradero en educación solo se logra mediante cooperación. “El trabajo colectivo permite generar estructuras sostenibles que no dependan de esfuerzos aislados, sino de redes capaces de adaptarse y crecer en distintos territorios”, señaló Aurelio Amaral, director de programas WISE.
Por su parte, Ana María Raad destacó que la filantropía inteligente debe enfocarse en generar alianzas estratégicas que potencien lo que ya funciona: “No se trata solo de financiar proyectos individuales, sino de invertir en marcos colectivos que escalen aprendizajes exitosos y se conviertan en políticas públicas”.
En ese contexto, la iniciativa “Efecto Colectivo”, impulsada por Fundación REimagina y BHP Foundation, ha permitido mapear y escalar experiencias de innovación educativa que nacen desde la sociedad civil, demostrando que muchas veces son estas organizaciones las que detectan necesidades antes que el propio Estado.
Sociedad civil como motor de soluciones ágiles
La participación de organizaciones sociales ha sido clave en este proceso. Según Ignacio Irarrázaval, director del Centro de Políticas Públicas UC, “las fundaciones tienen la capacidad de actuar con flexibilidad, proponer soluciones innovadoras y llegar antes a los territorios más vulnerables. Por eso su rol es vital, especialmente cuando logran dialogar con el Estado y colaborar en el escalamiento de iniciativas exitosas”.
Este mismo enfoque fue reforzado por el director del Centro de Innovación del Mineduc, quien subrayó que “ningún actor tiene todas las respuestas. La innovación se construye dentro y fuera de las escuelas, sumando a comunidades educativas, organismos públicos, privados y organizaciones de la sociedad civil”.
Finalmente, Aurelio Amaral ilustró el valor del trabajo en red: “Una solución tecnológica será más potente si se basa en evidencia científica, pero aún más si se desarrolla junto a las comunidades que enfrentarán esos desafíos. La colaboración genuina asegura pertinencia y sostenibilidad”.
