El Hospital de Niños Dr. Roberto del Río aplica toxina botulínica tipo A en tratamiento para aliviar la espasticidad de pacientes pediátricos.
Aunque suele asociarse principalmente a fines estéticos, la toxina botulínica tipo A (bótox) se ha convertido en una herramienta terapéutica clave en el Hospital de Niños Dr. Roberto del Río, donde está transformando la movilidad y autonomía de decenas de niños y niñas con parálisis cerebral y trastornos del tono muscular.
El hospital utiliza este tratamiento para abordar condiciones como la espasticidad y la distonía, que generan rigidez y contracciones musculares involuntarias, afectando la postura, el movimiento y actividades cotidianas como vestirse, alimentarse o caminar.
“La toxina botulínica actúa relajando el músculo, lo que mejora la movilidad y alivia el dolor en nuestros pacientes”, explica la Dra. Carolina García, jefa de la Unidad de Rehabilitación y Cuidados Intensivos (URACI) del recinto asistencial.
De los más de 350 pacientes pediátricos con diagnóstico de parálisis cerebral que se atienden en la URACI, alrededor del 70% se beneficia regularmente de este procedimiento. La aplicación del bótox se realiza bajo guía ecográfica, en un entorno adaptado para el confort infantil, con sedoanalgesia, anestesia local, lentes de realidad aumentada y canoterapia como apoyo emocional y de relajación.
Cada semana se realizan cerca de 17 procedimientos, con una duración aproximada de una hora, que se repiten entre dos y tres veces al año según la evolución de cada niño o niña.
El bótox actúa bloqueando la liberación de acetilcolina, lo que produce una relajación muscular localizada que reduce la rigidez y mejora la funcionalidad. Además de la espasticidad, el tratamiento se aplica con éxito en parálisis facial, asimetrías musculares y sialorrea (exceso de salivación), contribuyendo significativamente al bienestar y la independencia de los pacientes.
El uso de la toxina también ha demostrado resultados positivos en otras áreas médicas pediátricas, como el manejo de la vejiga neurogénica y el vaciamiento gástrico en casos de gastroparesia.
“Todos estos procedimientos los realizamos de forma coordinada con otros especialistas, porque es un abordaje único y multidisciplinario”, detalla la doctora García.
Para muchas familias, el tratamiento ha marcado un antes y un después. Sandra, madre de Valentina (9 años), paciente del hospital desde su nacimiento, destaca su impacto:
“Mi hija quedó con hemiparesia derecha tras una cirugía cerebral. Gracias al bótox ha logrado caminar sola, vestirse y moverse con mayor facilidad. Es fundamental para su rehabilitación y su independencia diaria”.
Con un enfoque integral que involucra a kinesiólogos, terapeutas ocupacionales, fonoaudiólogos y fisiatras, el Hospital Dr. Roberto del Río reafirma su liderazgo en rehabilitación infantil de alta complejidad, demostrando que la ciencia y la empatía pueden devolver movimiento, autonomía y calidad de vida a los niños y niñas del país.







