El aumento del cansancio, el estrés y la sobrecarga emocional puede generar inatención y dispersión mental, síntomas que muchas veces se confunden con el TDAH. El psiquiatra Pedro Lucero explica cómo diferenciarlos y qué medidas tomar para proteger la salud mental.
A medida que se acerca el fin de año, muchas personas experimentan fatiga cognitiva, falta de concentración e inatención, síntomas que suelen confundirse con el Trastorno por Déficit Atencional e Hiperactividad (TDAH). Sin embargo, en la mayoría de los casos responden al cansancio acumulado, la sobrecarga emocional y el estrés propios de esta época.
El Dr. Pedro Lucero, psiquiatra y jefe del Servicio de Psiquiatría Adultos del Hospital Clínico San Borja Arriarán, explica que durante estos meses aumenta la cantidad de tareas y distractores.
“En esta época aparecen los cierres laborales, las fiestas, los eventos escolares. Debemos dividir la atención en múltiples frentes, y eso, sumado al cansancio, vuelve al cerebro menos eficiente”, señala.
Según el especialista, el sistema nervioso se ve exigido más allá de su capacidad natural.
“El cerebro trabaja de manera sostenida todo el año, pero en este período enfrenta una carga distinta y más intensa. Eso lo convierte en un cerebro más cansado, que debe hacer muchas cosas al mismo tiempo”, sostiene.
El impacto varía entre personas. En quienes viven con TDAH, el cierre del año puede ser especialmente desafiante.
“El TDAH es una condición del neurodesarrollo que está presente desde etapas tempranas. Por eso, a las dificultades comunes se suman las propias del trastorno”, detalla el Dr. Lucero.
No obstante, advierte que no toda inatención corresponde a un diagnóstico clínico.
“La gran diferencia es que el TDAH se manifiesta de forma constante y en distintos contextos desde la infancia. En cambio, la falta de concentración por agotamiento aparece solo en periodos de alta carga y no es persistente”, explica.
La importancia de hacer pausas
Para manejar la sobrecarga cognitiva, el especialista recomienda establecer pausas activas, evitar el exceso de pantallas y enfocarse en una tarea a la vez.
“Todo está hecho para distraernos. La atención también se agota, igual que un motor que se sobrecalienta. Pausar permite que el cerebro se recupere”, afirma.
Dormir bien, alimentarse adecuadamente y cuidar el bienestar emocional también son fundamentales.
“Dormir poco y comer mal son errores frecuentes en esta época. El sueño, la alimentación y la estabilidad emocional influyen directamente en el rendimiento cognitivo”, agrega.
El Dr. Lucero indica que es importante pedir ayuda cuando la fatiga interfiere con la vida diaria.
“Si la falta de concentración afecta el rendimiento, el ánimo o el sueño, es recomendable consultar a un especialista. No todo requiere medicación: existen terapias, psicoeducación y estrategias de manejo muy útiles”, afirma.
Para quienes viven con TDAH, los tratamientos disponibles son altamente efectivos.
“Los medicamentos ayudan a sintonizar los circuitos del cerebro, como una radio, permitiendo que vuelvan a funcionar de manera eficiente”, concluye.








