
Cada vez más mujeres en Chile optan por un parto natural, buscando una experiencia íntima, respetuosa y menos medicalizada. Sin embargo, cuando esta decisión se toma sin la guía de profesionales capacitados, pueden surgir riesgos graves tanto para la madre como para el recién nacido.
Así lo advierte Paula Muñoz, académica de la carrera de Obstetricia de la Universidad Andrés Bello, sede Viña del Mar, quien señala que uno de los principales errores es no manejar adecuadamente las expectativas sobre el parto natural. “Muchas mujeres creen que siempre será posible, pero hay múltiples situaciones clínicas que lo impiden. En muchos casos, la cesárea salva vidas”, explica.
La especialista detalla que patologías asociadas al embarazo o complicaciones durante el trabajo de parto pueden requerir una intervención inmediata por vía alta, lo que hace indispensable el acompañamiento profesional desde el inicio.
“Contar con seguimiento médico o de una matrona no solo ayuda a regular expectativas, sino que ofrece una preparación integral”, indica Muñoz. Esta preparación incluye educación sobre el proceso de parto, fortalecimiento del suelo pélvico, hábitos saludables, técnicas para el manejo del dolor y la incorporación activa de la pareja o persona de apoyo.
Cuando las gestantes no cuentan con esta orientación, pueden generar falsas expectativas y enfrentar el proceso con inseguridad o frustración. “Un parto nunca puede garantizarse al 100% como natural; pueden surgir imprevistos que requieren la intervención inmediata de un equipo profesional”, advierte.
En Chile, más del 99% de los partos son atendidos por profesionales, pero las cifras de mortalidad materna siguen siendo una alerta. Según el Departamento de Estadísticas e Información de Salud (DEIS) del Ministerio de Salud, entre 2010 y 2021 se registró un promedio de 50 muertes maternas al año por causas asociadas al embarazo, parto y puerperio.
Para que un parto sea realmente seguro, la académica subraya que se deben cumplir condiciones mínimas, como la presencia de personal capacitado, acceso oportuno a un pabellón quirúrgico y disponibilidad de equipos para la atención y reanimación neonatal.
Entre los riesgos más graves, Muñoz menciona la hemorragia posparto, que requiere manejo clínico inmediato, y la asfixia perinatal del recién nacido, que puede dejar secuelas neurológicas permanentes si no se atiende a tiempo.
“La decisión de tener un parto natural debe ir acompañada de información, preparación y respaldo profesional. No se trata de desincentivar esta opción, sino de garantizar que ocurra en condiciones seguras, con el apoyo de quienes tienen la formación y experiencia para actuar ante cualquier eventualidad”, concluye la experta.







