Día del Juicio, según la Comisión Nacional de Productividad, un 62% de los trabajadores dice que las evaluaciones “no tienen consecuencias visibles” y casi la mitad afirma que se realizan solo una vez al año. Expertos advierten que este modelo afecta la confianza, el compromiso y la productividad.
En muchas organizaciones chilenas, la evaluación de desempeño se ha convertido en el temido “día del juicio”: reuniones largas, formularios extensos y poca retroalimentación útil. Lejos de motivar, este proceso —aún muy extendido— deteriora la confianza, el clima laboral y la cultura organizacional, según datos de la Encuesta de Percepción de Prácticas Laborales de la Comisión Nacional de Productividad.
Una práctica anual que llega tarde
Para Andrés Gómez, CEO deRex+, el problema no es la evaluación en sí, sino la forma en que se aplica: tardía, desconectada de decisiones de desarrollo y basada en una lógica anual que ya no responde a los desafíos actuales.“Cuando una persona se entera una vez al año de cómo lo está haciendo, la empresa llega tarde a corregir, tarde a reconocer y tarde a retener talento”, señala.
El diagnóstico ocurre en un contexto desafiante: la rotación laboral llegó al 19,1% en el primer trimestre de 2025, según el Radar del Mercado Laboral, lo que vuelve urgente revisar cómo se evalúa y acompaña a los equipos.
Tres ejes para rediseñar el proceso
Gómez propone avanzar hacia un modelo basado en frecuencia, datos y consecuencias reales.
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Más frecuencia, menos tensión:
Instancias formales trimestrales —aunque breves— evitan sorpresas y ayudan a ajustar expectativas.“La evaluación no debería ser el día más temido del año, sino una conversación frecuente y clara sobre expectativas y resultados”. -
Datos por sobre percepciones:
Comentarios subjetivos como “me parece que estás rindiendo menos” dañan la relación laboral. Las evaluaciones deben basarse en metas cumplidas, proyectos e indicadores. También sugiere sumar más voces: autoevaluación, feedback entre pares y evaluación a los jefes, para fortalecer la percepción de justicia interna. -
Consecuencias visibles:
Si tras la reunión nada cambia, los trabajadores perciben que el proceso no tiene sentido.
“Incluso pequeñas acciones —un curso, un plan de desarrollo o un ajuste de rol— marcan la diferencia”, afirma.
Herramientas tecnológicas pueden automatizar recordatorios y reportes, permitiendo a líderes y RR.HH. enfocarse en lo esencial: conversar con las personas.
Evaluar con respeto y evidencia: un factor decisivo
En un escenario donde la confianza hacia las instituciones está debilitada, la forma en que las empresas evalúan a sus equipos puede ser determinante. “Cuando la evaluación se realiza con respeto y datos claros, las personas sienten transparencia y reconocimiento. Eso impacta directamente en la lealtad, el compromiso y la productividad”, concluye Gómez.








