
La investigación realizada por la U. de Las Américas (UDLA) a más de 600 jóvenes chilenos identificó que la capacidad de reconocer y comprender las propias emociones fortalece el bienestar psicológico.
Un estudio desarrollado por la Universidad de Las Américas (UDLA) con más de 600 adolescentes chilenos reveló que la claridad emocional —la habilidad de identificar y comprender lo que se siente— es un factor protector frente a la depresión juvenil. Esta competencia potencia la regulación emocional y mejora el bienestar psicológico, evidenciando la importancia de impulsar la alfabetización emocional como estrategia preventiva en salud mental.
“La regulación y claridad emocional son vitales para el bienestar adolescente y actúan como factores de protección frente a la depresión, el estrés y la ansiedad. Intervenciones que aborden ambas competencias podrían mejorar significativamente los resultados de salud mental en jóvenes”, destacó la académica de UDLA y coautora del estudio, María Mercedes Yeomans.
La investigación, publicada en la revista European Journal of Investigation in Health, Psychology and Education, analizó una muestra de 636 estudiantes de entre 10 y 18 años, provenientes de distintos establecimientos educativos. Se aplicaron escalas internacionales para medir tres variables: regulación emocional, claridad emocional y bienestar subjetivo, además de los síntomas depresivos, con el objetivo de comprender cómo interactúan estos factores en la salud mental juvenil.
Los resultados muestran que la regulación emocional se asocia a un mayor bienestar y a una menor presencia de depresión, y que este efecto se intensifica cuando los adolescentes poseen altos niveles de claridad emocional. Es decir, comprender lo que se siente —distinguir entre tristeza, rabia o frustración— permite regular mejor las emociones y enfrentar de manera más sana los desafíos cotidianos.
“La claridad emocional amplía nuestra comprensión del bienestar adolescente. No se trata solo de evitar la enfermedad, sino de cultivar satisfacción vital, vínculos significativos y autoconocimiento”, explicó la Dra. Yeomans, académica de la Escuela de Psicología de la Facultad de Salud y Ciencias Sociales de UDLA.
El estudio también determinó que la depresión media parcialmente la relación entre regulación emocional y bienestar, explicando cerca del 14% del efecto total. Esto significa que parte del impacto positivo de la regulación emocional ocurre al reducir síntomas depresivos, mientras la claridad emocional actúa como un escudo adicional frente al malestar psicológico.
Implicancias en salud pública y educación
Los hallazgos subrayan la necesidad de diseñar intervenciones preventivas que fortalezcan la educación socioemocional, promoviendo tanto la regulación como la claridad emocional en niños y adolescentes. Los autores —investigadores de las universidades de Las Américas, Andrés Bello, San Sebastián y Salamanca— destacan que incorporar la alfabetización emocional desde la escuela básica puede tener un efecto positivo y duradero en la prevención de enfermedades mentales.
“El bienestar emocional no es solo tarea de las familias o del sistema de salud; es una responsabilidad colectiva que involucra a escuelas, comunidades y políticas públicas”, concluyó la Dra. Yeomans, reafirmando el compromiso de UDLA con la investigación aplicada al bienestar social y educativo del país.







