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Viajar o tener una mascota se imponen a la opción de ser padres o madres. Así, esta corriente mundial se hace propia en nuestro país y lleva la cifra de natalidad a un descenso histórico de 1,3 hijos por chilena, lo que no permite ni siquiera mantener en el mismo nivel a la población del país.
La estadística es alarmante si se piensa que hoy no existen políticas públicas destinadas a enfrentar el rápido y silencioso aumento de la población adulta-mayor, dependiente y con importantes necesidades de protección social versus la disminución de una población económicamente activa.
Hace unos días, el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), dio a conocer el Anuario de Estadísticas Vitales 2020, en donde se constató un descenso histórico de la fecundidad en Chile, que bajó a 1.3 hijos por mujer.
La cifra, que a todas luces resulta alarmante para el futuro poblacional del país, condiciona las políticas públicas gubernamentales en temas tan relevantes como las pensiones, la salud y el desarrollo económico y productivo nacional.
Profundizando en los motivos de este fenómeno, la empresa de investigación y opinión, Questio, entregó los resultados de su estudio “Qué hay detrás de la baja natalidad en Chile”, realizado entre el 18 y el 28 de agosto de 2023, y donde consultó a hombres y mujeres de entre 16 y 45 años de edad, de todas las regiones del país.
Para el director de la empresa, Gonzalo Correa, el informe muestra que “la baja en la natalidad es un comportamiento incorporado, una tendencia que va a seguir acentuándose por la presión que ejercen las generaciones de jóvenes”.
De acuerdo con esto, el 17 por ciento de los chilenos de entre 16 y 45 años no piensa tener hijos, y el porcentaje aumenta al 20 por ciento entre la población de 16 a 24 años. Es decir, 1 de cada 5 jóvenes no desea tener hijos nunca en sus vidas.
Correa explica que “entre las principales razones para postergar la maternidad/paternidad se encuentran cumplir primero con un proyecto personal de vida (85%), el alto costo económico de los hijos (75%) y una fuerte percepción de incertidumbre (62%)”.
Además, al hacer un zoom entre los jóvenes de 16 a 24 años, destaca no sentirse preparado (59%), el temor a perder libertad (54%) y la preferencia por mascotas (50%).
Según Correa, “este proceso de baja en la reproducción ocurre en un contexto de alto nivel de desconocimiento y falta de consciencia sobre las consecuencias que conllevará este comportamiento demográfico en temas tan relevantes como la fuerza laboral y la demanda futura en salud y pensión sobre el sistema de seguridad social, entre otro”.
