La compañía Réquiem estrena en San Joaquín su obra Estrellas Homínidas, que fusiona danza contemporánea, butoh, música en vivo y proyecciones.
Un viaje que conecta el arte y la ciencia llega a los escenarios con Estrellas Homínidas, el nuevo montaje interdisciplinario de la compañía Danza Teatro Réquiem. La obra, que se estrena el sábado 11 de octubre en el Centro Cultural San Joaquín, mezcla danza contemporánea, aérea, butoh, música original y proyecciones audiovisuales para establecer un paralelo entre la evolución humana y el ciclo de vida de las estrellas masivas.
El proyecto cuenta con la dirección de María Belén Espinosa Peña, la composición musical de Simón Olea Martínez y la interpretación de un elenco integrado por Claudia Morales Espinoza, Alejandro Núñez Vera, José Hernández Báez, Paula Sánchez Lara y la propia directora. Su producción fue financiada por el Fondo de las Artes Escénicas 2025 del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.
La propuesta nace de una investigación impulsada por Espinosa, quien recibió la asesoría de la doctora en astrofísica Andrea Mejías, coordinadora de Extensión del Departamento de Astronomía de la Universidad de Chile. El texto original, escrito en clave poética y con rigor científico, fue distinguido en el concurso Astropoética 2025 de la Fundación AstroManía.
“Me llamó la atención cómo las estrellas nacen, crecen y mueren, igual que nosotros. Quise unir esa idea con la evolución de los homínidos y transformarla en una experiencia escénica que también divulgue ciencia”, explica la directora, quien utiliza el butoh como eje expresivo del montaje.
El estreno será gratuito y contará con funciones posteriores en Talagante, Tiltil y Lo Prado, además de conversatorios y presentaciones en colegios de Ñuñoa y Peñalolén. Con una duración de 50 minutos, la obra está recomendada para todo espectador desde los 8 años.
“Estamos hechos de estrellas. El calcio en nuestros huesos y el hierro en nuestra sangre fueron forjados en el interior de ellas. Recordar eso a través del arte es también un acto de conexión y de memoria”, concluye Espinosa.
