En el Día Mundial de la Enfermedad de Chagas, especialistas de la U. de Chile alertan sobre la necesidad de una detección temprana.
La enfermedad de Chagas, detección, prevención y educación son hoy fundamentales para abordar una enfermedad silenciosa que afecta a más de seis millones de personas en América Latina. En Chile, la Región de Coquimbo concentra la mayor prevalencia de casos y los expertos advierten que la clave está en actuar a tiempo.
La enfermedad de Chagas es causada por el parásito Trypanosoma cruzi, transmitido principalmente por insectos vectores conocidos como vinchucas. Aunque muchos casos no presentan síntomas inmediatos, las consecuencias pueden aparecer décadas después en forma de daño cardíaco o digestivo.
Según la académica Carezza Botto, investigadora de la Facultad de Ciencias de la U. de Chile, la cifra oficial de entre 6 y 7 millones de personas infectadas en el mundo está subestimada. La razón: es una enfermedad silenciosa que se detecta, en muchos casos, cuando ya se ha cronificado.
En Chile, el Día Mundial de la Enfermedad de Chagas se conmemora cada 14 de abril. La Región de Coquimbo presenta un 2,8% de prevalencia, atribuida a sus condiciones climáticas ideales para la vinchuca y a nuevas parcelaciones que acercan a la población a hábitats donde circulan los vectores silvestres.
La profesora Inés Zulantay, del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Chile, identifica a Coquimbo como una zona de alta endemia.
Donde factores sociales, ambientales y habitacionales han incrementado la exposición y dificultado el control de la enfermedad.
El Chagas se transmite por vinchucas infectadas, pero también por vía vertical (de madre a hijo), transfusiones sanguíneas y en menor medida por alimentos contaminados. En Chile, la transmisión vectorial domiciliaria fue interrumpida hace dos décadas, aunque persiste la vigilancia.
En su fase aguda, los síntomas incluyen fiebre, dolor corporal y malestar general. Sin embargo, la mayoría de las personas no presenta señales visibles. A largo plazo, el parásito puede afectar órganos como el corazón, esófago o colon, provocando arritmias, insuficiencia cardíaca o megacolon.
“La detección temprana es fundamental”, afirma Botto. Actualmente se puede diagnosticar a través de exámenes de sangre (ELISA o PCR) y, si se detecta a tiempo, existen tratamientos que permiten eliminar el parásito antes de que cause daños permanentes.
Zulantay enfatiza que uno de los grandes desafíos sigue siendo comprobar la curación, especialmente en adultos. En casos de transmisión congénita, tratados precozmente, el pronóstico es mucho más favorable y puede verificarse la erradicación del parásito.
Para enfrentar esta enfermedad desatendida, los especialistas insisten en la importancia de controlar los vectores en zonas rurales y periurbanas.
Y promover campañas educativas que enseñen a la población a reconocer la vinchuca y evitar el contacto con ella.
El mensaje es claro: autoridades y especialistas deben priorizar la detección temprana, fortalecer la educación preventiva, mantener la vigilancia epidemiológica.
Garantizar el acceso al tratamiento como pilares clave de una estrategia de salud pública sostenida frente a una enfermedad que, aunque silenciosa, sigue activa en el país.