Se cumplieron 31 años del redescubrimiento del Carmenere en Chile, un hito que convirtió a esta cepa en un símbolo nacional, clave en la vitivinicultura chilena y referente en los mercados internacionales.
El 24 de noviembre, Chile conmemoró el Día Mundial del Carmenere, fecha que recuerda uno de los episodios más relevantes para la industria vitivinícola nacional: el redescubrimiento de la cepa en 1994. La variedad, originaria de Burdeos y dada por extinta tras la filoxera del siglo XIX, sobrevivió inadvertida en suelo chileno durante más de un siglo, cultivada bajo la errónea identificación de Merlot.
Fue el 24 de noviembre de 1994 cuando el ampelógrafo francés Jean-Michel Boursiquot confirmó que numerosas parras clasificadas como Merlot correspondían realmente a Carmenere. Desde entonces, Chile asumió el rol de principal custodio mundial de esta variedad, impulsando su desarrollo enológico y consolidando un estilo propio reconocido globalmente.
¿Por qué el Carmenere encontró en Chile su mejor expresión?
El Carmenere requiere estaciones largas, cálidas y secas para madurar completamente. Chile ofrece ese escenario de manera natural, especialmente en los valles centrales.
Entre sus zonas más destacadas se encuentra el Valle del Rapel, particularmente Peumo, considerado uno de los mejores terroirs del mundo para esta cepa gracias a:
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Suelos arcillosos y profundos.
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Influencia moderadora de ríos y brisas oceánicas.
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Amplias diferencias térmicas entre día y noche.
Estas condiciones permiten una maduración lenta y equilibrada, reduciendo los típicos matices herbáceos presentes en climas más fríos y elevando su complejidad aromática.
Un patrimonio protegido por las barreras naturales de Chile
Chile es uno de los pocos países del mundo libres de filoxera, plaga que devastó viñedos europeos en el siglo XIX y que aún afecta a varias regiones productoras. La geografía chilena —Cordillera de Los Andes, Desierto de Atacama, hielos patagónicos y Océano Pacífico— ha actuado como una barrera natural, permitiendo conservar parras antiguas y suelos libres de este insecto.
La filoxera es un organismo diminuto que daña las raíces e impide que la vid absorba nutrientes, debilitándola hasta su muerte en pocos años. La ausencia de esta plaga en Chile ha sido clave para preservar la pureza genética del Carmenere y potenciar su calidad.
Cultura, identidad y vino: el valor del Carmenere para Chile
Para la industria del vino, el Carmenere no solo representa una ventaja competitiva, sino también un elemento identitario. Su historia conecta tradición, geografía y cultura, convirtiéndose en un embajador natural del país.
“Celebrar esta fecha es celebrar la historia de una cepa que encontró en Chile su mejor versión. El Carmenere se ha ganado un lugar privilegiado por su carácter amable y su capacidad de acompañar nuestra gastronomía de manera excepcional”, señala Javier Brzovic, Jefe de Comunicaciones de Concha y Toro. “Es un recordatorio de cómo el vino conecta cultura, personas y lugares, un espíritu que en Casillero del Diablo buscamos transmitir en cada copa”.
Tres expresiones de Casillero del Diablo para celebrar el Día Mundial del Carmenere
Casillero del Diablo Reserva Carmenere
Proveniente del Valle Central, destaca por su color rojo profundo, taninos suaves y gran frescura. Es ideal para maridar porotos granados y humitas con ensalada chilena, potenciando sus notas frutales.
Casillero del Diablo Reserva Especial Carmenere
Elaborado con uvas de Cauquenes, ofrece aromas a fruta roja, confitura y notas balsámicas. Sus taninos envolventes lo hacen perfecto para brochetas de carne asada o rollos de berenjena a la parrilla.
Casillero del Diablo Reserva Privada Carmenere
Producido en Peumo, exhibe aromas a frutos negros y toques de pimienta negra. Su elegancia y final prolongado combinan con costillar ahumado y cortes de carne como lomo liso o palanca.
Un vino con historia y futuro
A tres décadas de su redescubrimiento, el Carmenere continúa consolidándose como la cepa insigne de Chile. Su presencia en los mercados internacionales, su creciente sofisticación enológica y su versatilidad gastronómica lo posicionan como uno de los grandes embajadores del país en el mundo del vino.








