Hoy recibe el doble de remuneración de cuando trabajó como docente
Sabrina Allendes (34) trabajó durante cinco años como académica de educación física de enseñanza básica y media en diferentes colegios de la Región del Biobío, algo que le apasionaba y de lo cual dice tener gran vocación.
Sin embargo, tras cinco años de ejercer el que creía era su sueño hasta ese entonces, decidió dar un giro en 180 grados en su vida y aventurarse en un rubro del que poco y nada conoció, el del transporte de carga.
“Soy profesora de educación física, toda la vida me gustó el deporte, fui voleibolista en Huachipato, por lo mismo entré a estudiar la carrera a la universidad, de hecho saqué un magíster en actividad física y deporte para niños con necesidades educativas especiales. Me tocó ejercer en establecimientos de Penco, Coronel y en Concepción, fue una linda experiencia, el trabajar con pequeños se me dio fácil, me sentía muy reconfortada”, relata la académica y actual conductora de camiones de Transportes Nazar.
La profesora, además, comenta que ni con mayores grados académicos pudo igualar la remuneración que le ofrecían manejando camiones y que si bien extraña las aulas, su sueño también siempre ha sido viajar y en estos cinco años ha podido conocer Chile casi por completo, gracias a su trabajo y a las vacaciones que se tomado.
Sabrina trabaja turno de 24 por 6, actualmente realiza la ruta entre la RM y la Región del Maule.
“Actualmente gano el doble de lo que recibía como profesora y si bien eso pesó en la decisión de dejar las salas de clases, creo que lo más me motivó fue el desafío de poder realizar algo que me parecía imposible. Encontraba que era un tema de empoderamiento, había pocas mujeres en el rubro y yo sentía que podía, fue un poco para sacar el estigma de que las mujeres no se la pueden”, comenta la mujer.
LA LUCHA DIARIA CONTRA LA ESTIGMATIZACIÓN
La magíster en educación no tenía mayor relación con la conducción de camiones, nadie de su familia jamás había manejado una máquina de ese tipo, pero relata que sus padres viven a orilla de carretera en la localidad de Chimbarongo, lugar donde todo el día veía pasar este tipo de vehículos. Estar arriba de ellos siempre le resultó un desafío.
Ilusionada con buscar nuevos y mejores desafíos, Sabrina participó del programaa Volvo Iron Woman, el cual no sólo le permitió especializarse, sino que obtener la licencia A3 Y A5. Luego de pasar por dos empresa del rubro hoy se encuentra trabajando en Transportes Nazar.
“El manejar un camión fue complicado, el tema de la reversa es lo que más me costó. Practicaba sola en las áreas de descanso, porque me costaba, pero creo que aprendí sobre la marcha. Al año ya estaba manejando entre Calama y la Isla de Chiloé y nunca tuve problemas con la ruta nocturna, de hecho, me acomoda, lo que sí fue complejo fue adecuar mi organismo, pues las máquinas no tienen baños y tenía que pasar a los servicentros que están en carretera para poder hacer mis necesidades, algo que es básico”, comenta.
Sin embargo, lo que más complejo que le ha tocado enfrentar a Sabrina en estos cinco años que lleva manejando camiones, ha sido el trato de algunos de sus compañeros, comenta que se han burlado de ella por el hecho de ser mujer.
“Lo pasé mal, viví acoso de parte de los conductores, me molestaban, me decían mujer al volante, peligro constante y se reían de mí. Si me equivocaba en la reverse la de la máquina, me hacían bullying, no creían en mis capacidades. Evidentemente son las personas más antiguas del rubro y no todos. Hay compañeros que te ayudan y te prestan apoyo, pero casi todos los días unos se enfrentan a situaciones incómodas, pero yo estoy acá para hacer un cambio en la sociedad”, sentencia la mujer que dejó las aulas por estar arriba de un camión.