Científicos comprobaron por primera vez la presencia estable de la raya diamante (Hypanus dipterurus) en aguas de Arica.
Una especie marina venenosa, silenciosa y esquiva acaba de ser confirmada en aguas chilenas: se trata de la raya diamante (Hypanus dipterurus), un pez cartilaginoso con aguijón que ya forma parte de la fauna del norte del país, según un estudio publicado en Journal of Fish Biology.
El descubrimiento fue realizado por un equipo internacional de científicos —entre ellos, investigadores de la Universidad de Chile— y representa la primera evidencia científica sólida de la presencia estable de esta especie en la bahía de Arica. Esta raya, catalogada como “vulnerable” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), podría haber permanecido décadas sin ser identificada formalmente en nuestras aguas.
Rayas, redes sociales y ciencia colaborativa
Todo comenzó durante la pandemia, cuando el biólogo ambiental Luis Ignacio Contreras (U. de Chile) y su equipo decidieron buscar registros de fauna marina en redes sociales. En grupos de pesca recreativa hallaron imágenes que mostraban ejemplares compatibles con la raya diamante.
“Encontramos varias fotos en Arica y también en el sur de Perú. Después usamos modelos de distribución con datos oceanográficos para confirmar que el norte de Chile ofrece condiciones ideales para esta especie”, señala Contreras.
El análisis sugiere incluso la existencia de una posible población aislada más al centro-sur del país, lo que incrementa el interés por su monitoreo.
¿Qué implica su presencia en Chile?
El arribo —o permanencia no detectada— de la raya diamante implica nuevas responsabilidades para el país. A diferencia de la raya volantín, esta especie no cuenta con medidas de manejo ni protección legal en Chile, a pesar de su vulnerabilidad y lenta reproducción.
“La llegada de una nueva especie no es solo una novedad científica, es también un desafío de conservación”, advierte el investigador Pablo Dufflocq, también de la Universidad de Chile.
Además, los registros pesqueros nacionales presentan problemas de identificación desde hace décadas, lo que complica el diseño de políticas efectivas.
Un aliado inesperado: la pesca artesanal
Tanto Contreras como Dufflocq destacan el rol potencial de los pescadores en la protección de esta especie. Con formación y colaboración, dicen, pueden transformarse en aliados clave para la conservación marina.
“No se trata de imponer restricciones, sino de construir confianza. Los pescadores conocen el mar, lo respetan y pueden autorregularse si comprenden la importancia de proteger ciertas especies”, afirma Contreras.
¿Es peligrosa la raya diamante?
Aunque tiene aguijón y veneno, la raya diamante no es agresiva ni representa una amenaza directa para las personas. Sus picaduras ocurren solo en casos de contacto accidental o manipulación indebida.
“No ataca. Si te pica, es porque la molestaste”, explica Contreras. Como muchas rayas, suele enterrarse en la arena y evitar el contacto humano.
¿Una señal del cambio climático?
El hallazgo también abre interrogantes sobre el impacto del calentamiento global y fenómenos como El Niño en la distribución de especies marinas.
“Muchas especies tropicales están expandiendo su rango hacia el sur. La raya diamante podría ser parte de ese fenómeno”, explica el equipo.
Un hallazgo construido en red
La investigación fue liderada por Diego Almendras (ONG Re-Simple) y contó con la participación de expertos de la U. de Chile, CEAZA, U. de Antofagasta, U. Católica del Norte y la Universidad de Algarve (Portugal).
“Este trabajo demuestra el poder de la ciencia colaborativa. Todavía hay muchas especies por descubrir y muchas historias marinas que esperan ser contadas”, concluye Dufflocq.
