Con el ingreso a clases y en relación a las señales que puede mostrar un escolar que sufre bullying, quisiera aportar una reflexión sobre un grupo particularmente vulnerable a esta problemática: los niños y adolescentes autistas.
Diversas investigaciones han demostrado la alta coexistencia de trastornos psiquiátricos en personas autistas, especialmente depresión y ansiedad, así como un preocupante riesgo de suicidio. Lamentablemente, estas condiciones suelen verse agravadas o incluso detonadas por situaciones de bullying, que muchas veces se manifiestan de manera sutil o sistemática en el entorno escolar.
Ante el inicio de un nuevo año académico, hacemos un llamado a la sensibilización de los espacios educativos. Profesores, padres y compañeros tienen un rol fundamental en la construcción de comunidades escolares donde todos los estudiantes se sientan protegidos y comprendidos. Es esencial promover un trabajo colaborativo que permita detectar tempranamente señales de alerta y comprender mejor la relación entre niños neurodivergentes y sus pares.
La convivencia escolar debe sustentarse en la empatía y el respeto mutuo. Solo así podremos garantizar que la diversidad sea acogida y que ningún niño o niña vea su bienestar mental comprometido por la incomprensión o el maltrato.
Carolina Cerveró
Directora de Gestión
Casa Nogal