Investigación registró el comportamiento de casi 10 mil ciclistas y confirman que la infraestructura segura de ciclovías es clave para mejorar la convivencia vial
Investigadores de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile (FAU) presentaron un estudio que analizó en terreno cómo interactúan ciclistas y peatones en distintos puntos de Santiago. A partir del registro en video de 9.747 ciclistas en Providencia y Santiago Centro, la investigación demostró que las ciclovías disminuyen significativamente los conflictos en el espacio público y favorecen la seguridad de todos los usuarios.
El trabajo fue desarrollado por los urbanistas Rodrigo Mora, experto en movilidad activa; Tomás Cox, especialista en sistemas de información geográfica; y Geraldine Herrmann, experta en análisis de fenómenos urbanos. El estudio, financiado por Fondecyt y titulado “Los ciclos y sus conflictos con otros modos de transporte: un análisis en calles de Santiago”, busca aportar evidencia concreta para diseñar ciudades más seguras y sustentables.
“En un contexto donde conviven buses, autos, motos, bicicletas, scooters y peatones, aumentan los conflictos por el uso del espacio vial. Comprender sus causas es fundamental para promover el transporte activo y la buena convivencia”, explicó el académico Rodrigo Mora.
Infraestructura segura, clave para la convivencia vial
Durante cuatro meses, el equipo instaló cámaras en 12 puntos estratégicos de alto tránsito, entre ellos Av. Los Leones, Ricardo Lyon, Eliodoro Yáñez y Pedro de Valdivia. A diferencia de otros estudios basados en encuestas, esta investigación observó directamente las conductas de los ciclistas durante los horarios punta.
Los resultados son contundentes: en calles con ciclovía, el 93,5% de los ciclistas la utiliza, mientras que en calles sin ciclovía, el 43,4% se desplaza por la vereda y el 56,6% por la calle.
“El dato es claro: la existencia de ciclovías seguras transforma el modo en que se usa la vía pública”, sostuvo Mora.
El análisis también reveló que las calles adoquinadas y las rutas en sentido contrario al tráfico vehicular aumentan la probabilidad de que los ciclistas opten por la vereda. Además, las mujeres ciclistas son el grupo que más tiende a usar las aceras, por lo que resultan especialmente beneficiadas por la construcción de infraestructura protegida.
“El principal hallazgo es que la presencia de ciclovías seguras mejora la experiencia tanto de peatones como de ciclistas. Su ausencia, en cambio, genera fricción y riesgo”, añadió Mora.
Tres medidas para una mejor convivencia
El equipo propone tres acciones prioritarias para reducir los conflictos viales:
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Priorizar ciclovías continuas y protegidas, evitando superficies irregulares como los adoquines.
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Estandarizar anchos y materiales de las ciclovías, corrigiendo discontinuidades.
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Implementar tráfico calmado en zonas residenciales y comerciales para mejorar la convivencia con vehículos motorizados.
Más bicicletas, menos contaminación
El estudio se enmarca en un contexto donde el uso de la bicicleta sigue en aumento. Según la Encuesta de Movilidad 2024 del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (CEDEUS), el 7,8% de los viajes en Santiago se realizan en bicicleta, frente al 4% registrado en 2012.
“Esto posiciona a Santiago entre las ciudades líderes en Latinoamérica. Para comparar, Londres alcanza un 4,5% y París central un 11%”, destacó Mora.
El fortalecimiento de la infraestructura ciclista no solo reduce accidentes y conflictos, sino que también disminuye la contaminación, el ruido y los costos urbanos, aportando a una población más saludable y a ciudades sostenibles y habitables.
