A partir de hoy y hasta el 31 de diciembre de 2025, Chile ejercerá la presidencia del Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos, OEA.
En un escenario internacional marcado por crecientes tensiones al sistema multilateral y por desafíos al orden internacional basado en reglas, Chile asume con responsabilidad y compromiso la presidencia del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA). Este rol de liderazgo se ejerce en un contexto donde la seguridad, la democracia y el respeto a los derechos humanos en las Américas enfrentan múltiples amenazas que requieren respuestas colectivas y coordinadas.
La presidencia chilena buscará consolidar un espacio de diálogo abierto, inclusivo y constructivo, orientado a generar consensos y fortalecer el multilateralismo regional. Con este propósito, se promoverán debates y acuerdos en torno a tres prioridades fundamentales que guiarán el trabajo de este período. La primera está vinculada a la gestión responsable y transparente de los recursos de la OEA, condición indispensable para garantizar la sostenibilidad de la institución y la eficacia en la implementación de sus mandatos.
En segundo lugar, se impulsará la defensa y promoción de la democracia y los derechos humanos como pilares centrales de la convivencia hemisférica. Chile considera que el respeto a los derechos fundamentales y el fortalecimiento institucional de los Estados son la base para sociedades más justas, libres y cohesionadas.
La tercera prioridad estará enfocada en la atención a la crisis multidimensional que atraviesa Haití, la cual requiere de la solidaridad de la región y de un enfoque integral que combine apoyo humanitario, fortalecimiento institucional y medidas que contribuyan a la estabilidad y el desarrollo sostenible en ese país.
De esta manera, la presidencia de Chile se proyecta como una oportunidad para reafirmar nuestro compromiso histórico con un multilateralismo efectivo y con la búsqueda de soluciones colectivas frente a los desafíos regionales. A través de este liderazgo, nuestro país renueva su vocación por el respeto a los derechos humanos, la democracia y el fortalecimiento de la cooperación entre los Estados miembros, valores que constituyen el corazón mismo de la OEA.
