Ha pasado apenas poco más de un mes desde que comenzaron las clases en colegios y universidades. Sin embargo, los casos de violencia y acoso no han dejado de hacer noticia. Así, una vez más queda en evidencia que las herramientas que disponemos para abordar las distintas etapas de crecimiento de nuestros niños y niñas no están siendo bien aplicadas, o al menos, en algo estamos fallando.
Entre el 2022 y el 2023 se registraron 28.500 casos de bullying en nuestro país y el 50% de los jóvenes en Chile afirma haber sido acosado en su establecimiento, mostrando de manera brutal la falta de prevención de este tipo de conductas que siempre vienen asociadas a consecuencias y antecedentes socioemocionales tanto de agresores como de agredidos.
“Los adolescentes son el reflejo de lo que nosotros somos como sociedad adulta. Los establecimientos educacionales son el lugar donde podrían pasar hasta 15 años de sus vidas, por lo que deberían ser uno de los círculos seguros más importantes para ellos. Sin embargo, muchas veces son espacios fríos, inseguros, de poco apoyo e inestables. Necesitamos hacer de los establecimientos educacionales no sólo el lugar para aprender lo tradicional, sino que debe ser un espacio seguro con personas que acojan, guíen, inspiren y coloquen límites de forma adecuada.”, asegura Eileen Serey, directora ejecutiva de Teen Power, entidad multidisciplinaria que hoy se dedica a entregar herramientas y guías socioemocionales a jóvenes y padres.
“En la situación extrema en la que estamos, una de las muchas preguntas que cualquier adulto se debería hacer es ¿qué le estoy comunicando con mi conducta a los jóvenes que están a mi alrededor? ¿Cuál es mi ejemplo?”.
Para la experta, hay factores emocionales determinantes y en relación directa a cómo se están comportando los niños y niñas de hoy y es ahí donde debemos hacernos cargo, nosotros, como adultos. Eileen Serey agrega que “debe haber una ocupación transversal, preventiva y profunda del cambio en las herramientas que le estamos entregando a nuestros adolescentes y a sus familias, para disminuir al máximo este tipo de vivencias de una vez”.
La clave de realizar cambios hoy, es un tipo de “seguro de vida” para nuestros jóvenes. El trabajo que se realiza en edades tempranas en entornos familiares, sociales y escolares, tiene por consecuencia directa resultados positivos para la calidad de vida de ese niño(a).
“Un adolescente emocionalmente saludable, será un adulto con mayor bienestar emocional, responsabilidad afectiva y vínculos sanos. ¿Cómo trabajamos eso? Con la guía y herramientas apropiadas de acuerdo al requerimiento personal de cada uno, porque no somos todos iguales y protocolos estandarizados, jamás resolverán necesidades particulares”, señala Serey quien además es Coach Integral, Certificada HCN World.
Para más información, visita nuestra web teenpower.cl.