
Estudio advierte riesgo de grooming en adolescentes vulnerables el foco de una reciente investigación sobre grooming en Chile. El estudio, publicado por la revista Adolescentes y desarrollado con participación de la Universidad de Las Américas (UDLA), analizó a jóvenes entre 12 y 17 años en programas de reparación por abuso, revelando cifras alarmantes.
Según el informe, los adolescentes en contextos de vulnerabilidad pueden enfrentar hasta 47 veces más riesgo de ser víctimas de acoso sexual en línea, en comparación con quienes no presentan estas condiciones. La académica María Mercedes Yeomans, de la Facultad de Salud y Ciencias Sociales de la UDLA, participó en la investigación.
Grooming y salud mental: una amenaza creciente
El grooming es definido como un proceso premeditado en el que una persona adulta establece contacto con menores a través de medios digitales con fines sexuales. A medida que crece el acceso a internet en edades tempranas, esta práctica se ha masificado, especialmente en redes sociales y videojuegos.
El estudio identificó cuatro factores de riesgo predominantes: uso excesivo del teléfono móvil, precariedad económica, falta de amistades y problemas de salud mental como ansiedad o depresión. En particular, los adolescentes con uso compulsivo del celular o que viven en entornos económicamente vulnerables tienen un riesgo hasta 47 y 41 veces mayor, respectivamente.
Señales de alerta y consecuencias psicológicas
Los agresores aprovechan la soledad, inseguridad y baja autoestima de los menores, haciéndose pasar por figuras de apoyo. Usan tácticas como la seducción, la manipulación emocional o el ofrecimiento de ayuda económica. Las consecuencias incluyen depresión, hipersexualización, consumo de sustancias e incluso intentos de suicidio.
“Este tipo de abuso deja huellas psicológicas profundas. Es vital que los padres y cuidadores acompañen a sus hijos en el uso de la tecnología y fortalezcan sus habilidades sociales”, señala la Dra. Yeomans.
Llamado a la prevención y educación digital
La investigación —que contó con la colaboración de académicos de las universidades San Sebastián y Andrés Bello, y de ADIPA— apunta a promover políticas públicas, campañas preventivas y mayor educación digital en colegios y familias.
“La tecnología no es el problema. El riesgo está en el uso desinformado y sin acompañamiento. Esta evidencia busca generar conciencia entre padres, educadores y autoridades para impulsar herramientas de protección infantil en entornos digitales”, concluyó la investigadora de la UDLA.