El proyecto generó un biocontrolador basado en cepas bacterianas nativas que ofrece una alternativa ecológica y eficaz para mitigar las pérdidas en la producción de estos frutos.
La Universidad Santo Tomás (UST), a través del proyecto “Desarrollo de un biocontrolador bacteriano para el manejo de Phytophthora cinnamomi en nogal”, ha logrado desarrollar una solución ecosustentable para enfrentar esta infección que provoca pérdidas del 8% al 10% de la producción anual, afectando significativamente a la industria nacional que es una de las más importantes a nivel mundial.
Actualmente, el 95% de los nogales en Chile están injertados sobre Juglans regia, una especie altamente vulnerable a P. cinnamomi. Las estrategias de manejo existentes, como el control de la humedad y el uso de fungicidas, han mostrado limitaciones, debido a la aparición de cepas resistentes y a las restricciones internacionales en el uso de agroquímicos. Por ello, el desarrollo de alternativas sostenibles se ha vuelto crucial.
El biocontrolador, desarrollado por los investigadores de la UST y liderado por el académico Miguel Castro Retamal, utiliza tres cepas nativas del género Bacillus, seleccionadas por su capacidad antagonista contra P. cinnamomi. Esta solución es compatible con sistemas convencionales y producciones orgánicas, ya que las bacterias empleadas no representan riesgo para la salud humana ni el ecosistema. Según Castro, “este biocontrolador no solo es seguro, sino que también podría incorporarse en programas fitosanitarios para proteger viveros y otras especies comerciales”.
Colaboración y resultados
El biocontrolador mostró alta eficacia en plantas jóvenes de nogal en diversos ensayos realizados, presentando “menos daño y mayor crecimiento en comparación con las no tratadas, lo que sugiere beneficios adicionales”, indicó Castro. Además, los estudios de toxicidad demostraron que la formulación es segura para humanos, animales y el medio ambiente.
Este proyecto, financiado por FONDEF con la colaboración de la empresa BIOGRAM, la Asociación Gremial de Productores y Exportadores de Nueces de Chile (Chilenut) y el Centro de Evaluación Rosario (CER), se encuentra en la etapa de escalamiento y evaluación en condiciones comerciales. Los próximos pasos incluyen la implementación en huertos en producción, con miras a ofrecer una solución sostenible que aumente el valor de exportación de las nueces chilenas.
Castro destaca la importancia de la cooperación entre la academia y la industria en esta iniciativa, señalando que “este tipo de colaboración es clave para avanzar hacia una agricultura más sostenible y rentable”. Además, la línea de investigación se está expandiendo hacia otros cultivos y patógenos, explorando biocontroladores que también mejoren la resiliencia de los cultivos frente al cambio climático.
Este avance no solo promete beneficios para la producción agrícola, sino también para la conservación de la biodiversidad y la reducción de agroquímicos en los ecosistemas chilenos.