En muchos países, las mujeres tienen menos acceso a la tecnología y menos habilidades digitales que los hombres debido a una serie de barreras estructurales, sociales y económicas. Esto puede incluir factores como la falta de acceso a dispositivos tecnológicos y a la conectividad a Internet, la falta de capacitación y educación en habilidades digitales, la discriminación y la falta de representación de las mujeres en el sector tecnológico.
Cuando hablamos de brecha de género, siempre resalta la brecha salarial, y por consecuente la brecha en carreras STEM (Ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) que son las mejores pagadas del mercado y las que tienen mejor proyección a corto y largo plazo en la industria. El diálogo y el debate suele centrarse en ¿por qué las mujeres no eligen carreras STEM?, poniendo en tela de juicio una vez más a las mujeres y sus decisiones en lugar de problematizar la realidad a la que éstas se enfrentan al momento de ingresar a un campo tan masculinizado como las STEM.
La brecha digital de género es la diferencia en el acceso, uso y beneficio de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) entre hombres y mujeres. Esta brecha se refleja en la falta de acceso a la tecnología y a la educación digital, la menor participación de las mujeres en el sector tecnológico y la menor cantidad de mujeres que utilizan las TIC para mejorar sus oportunidades económicas, sociales y políticas.
Suelo hablar en mis columnas, artículos, conferencias y redes sociales sobre los derechos digitales y la feminización de la brecha digital, pero esta vez quiero enfocarme a un aspecto distinto de la brecha: constantemente criticamos el bajo porcentaje de mujeres en espacios digitales, tanto a nivel personal, industrial y de ocio, pero ¿es realmente seguro para las mujeres, hoy, ingresar a los espacios digitales?
¿Qué es la violencia en línea?
La violencia digital hace referencia a cualquier forma de violencia que se ejerce a través de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), como las redes sociales, aplicaciones de mensajería, correo electrónico, foros en línea, entre otros medios digitales.
Esta forma de violencia puede incluir una amplia gama de comportamientos, como el acoso en línea, la difusión de información falsa o humillante, la suplantación de identidad, la divulgación de datos privados sin autorización, la publicación de contenido sexual explícito sin consentimiento, etc.
Y aunque muchas veces, aquello que sucede tras la pantalla nos parece abstracto e incluso ajeno, la realidad traspasa los límites: la violencia digital, como cualquier otra, puede tener consecuencias graves en la salud mental, la privacidad, la reputación y la seguridad de las personas. Por eso es importante concientizar al respecto y tomar medidas para prevenir y combatir este tipo de violencia, incluyendo la educación sobre el uso responsable de la tecnología, la denuncia de las conductas inapropiadas y la adopción de medidas de seguridad y privacidad en línea.
Según las estadísticas, una problemática de género
Según un estudio realizado por la Fundación Datos Protegidos en Chile en 2020, el 50% de los chilenos encuestados declaró haber sufrido algún tipo de violencia digital en el último año. Las mujeres fueron las más afectadas, con el 63% de las encuestadas reportando haber sufrido alguna forma de violencia digital, en comparación con el 38% de los hombres encuestados.
Los tipos de violencia digital más comunes en Chile son el acoso en línea, el ciberacoso, el hostigamiento, el robo de identidad, la exposición no deseada de información privada y la suplantación de identidad.
Además, según el Servicio Nacional de la Mujer y la Equidad de Género de Chile (SernamEG), entre enero y septiembre de 2020, se recibieron un total de 6.934 denuncias por violencia de género, de las cuales el 19,6% correspondían a violencia digital.
Es importante destacar que la violencia digital es un fenómeno en constante evolución y que las estadísticas disponibles pueden no reflejar la totalidad de los casos, sobre todo porque muchas víctimas no denuncian estas situaciones.
Trending topic: digital es real
La primera vez que fui “Trending topic” en Twitter fue el año pasado, en septiembre, cuando tuve el honor de presentar un discurso de apertura para el Foro Político de Alto Nivel ante la Asamblea de Naciones Unidas, que conviene a más de 190 países del mundo y al que asisten Presidentes, Primero Ministros, Altos Comisionados, Monarcas, entre otras figuras políticas de gran calibre. La segunda vez, fue hace tan solo una semanas, cuando sin previo aviso la Casa de Moneda me nominó junto a mujeres como Violeta Parra y Michele Bachelet como posible rostro de un billete conmemorativo con temática de “Mujeres Valiosas”. En ambas ocasiones, se reconoció mi trayectoria como activista y Defensora de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, lo que a nivel personal, familiar y profesional fue un hito importante y bastante llamativo, pero rápidamente terminó transformándose en un desafío anímico al enfrentarme a la tremenda violencia que la gente expresaba sin filtro en línea.
Muchos creen que la violencia digital es impersonal y hasta irrelevante en el día a día: cierras la aplicación y la violencia terminó. Pero no, no es así, sino todo lo contrario. La violencia en línea sucede en tu espacio seguro: en tus manos, te acompaña a donde quiera que vayas y está activa las 24 horas del día. La violencia digital no termina cuando suena la campana o cuando termina el horario laboral: te acompaña en la micro, llega contigo a tu pieza y se recuesta en tu cama. No tiene un rostro: tiene miles. Y te permite revivir esa violencia de manera constante, a la 3 de la mañana, al salir de la ducha o minutos antes de dar un examen. La violencia digital no da tregua, y las regulaciones han quedado cortas para enfrentar esta problemática que parece sacar lo peor de los seres humanos.
El futuro de las niñas en las TIC
El Día de las Niñas en las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) se celebra el cuarto jueves de abril de cada año. Este día fue establecido por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), una agencia de las Naciones Unidas, con el objetivo de promover la igualdad de género y fomentar la participación de las niñas y las mujeres en el sector de las TIC. Es una iniciativa que busca inspirar y empoderar a las niñas para que consideren la posibilidad de estudiar carreras relacionadas con la tecnología y fomentar su participación activa en la economía digital. La celebración de este día incluye una serie de actividades y eventos en todo el mundo, como talleres, charlas, hackatones, conferencias y programas de capacitación para niñas y mujeres jóvenes.
Este año, el Día de las Niñas en las TIC toma especial relevancia frente a dos hitos mundiales importantes: el tema principal de la Conferencia del Estatus de la Mujer de este año fue “Tecnología e innovación para la equidad de género”, y comienzan las consultas para el Pacto Digital Global que se desarrollará en la Cumbre del Futuro el próximo año. Es claro que la agenda común de los países está en línea para abordar los desafíos que las nuevas tecnologías traen consigo, y la brecha digital es un punto central en aquella discusión.
La brecha digital de género puede tener graves consecuencias para las mujeres, incluyendo la exclusión social, económica y política, la falta de acceso a oportunidades de trabajo y educación, y la limitación de sus derechos y libertades en línea. Es trascendental tomar medidas para cerrar la brecha digital de género y promover la igualdad de acceso y uso de las tecnologías de la información y la comunicación, y un punto indispensable en esta lucha debe ser asegurar la seguridad integral del ciberespacio para todas las personas.
Valentina Muñoz Rabanal
@chica.rosadita