Con el aumento de la exposición solar en los meses de calor, proteger la piel con características especiales o afecciones dermatológicas se convierte en una prioridad para evitar complicaciones estéticas y de salud a largo plazo.
El verano trae consigo el disfrute del sol y el aire libre, pero también incrementa el riesgo de daños en la piel, especialmente en aquellas personas con características cutáneas particulares como tatuajes, queloides, cicatrices o estrías. La radiación ultravioleta (UV) puede afectar estas zonas, provocando efectos estéticos como la decoloración del tatuaje o el oscurecimiento de cicatrices y estrías, entre otros. Ante este escenario, los expertos advierten sobre la importancia de una protección adecuada, tanto para prevenir daños inmediatos como para reducir el riesgo de enfermedades a futuro.
Magdalena Galarce, médica de servicios clínicos y farmacéuticos de Farmacias Ahumada, hace hincapié que el verano no es la mejor época para realizarse un tatuaje, considerando que hacerse uno siempre implica un riesgo de infección o sufrir una reacción alérgica y que, junto con la mayor exposición a los rayos UV, podría generarse un problema mayor.
“Los estudios muestran un 20% de las personas tatuadas tienen problemas relacionados con el sol, las molestias son más frecuentes en tatuajes oscuros, que absorben más luz. Las reacciones cutáneas difieren, pueden ser instantáneas, apareciendo en segundos o minutos después de la exposición al sol, o tardías, apareciendo en horas y durando días. La exposición directa al sol puede generar cicatrices o alteraciones en el necesario proceso de cicatrización, sobre todo en un tatuaje hecho recientemente”, señala la profesional.
Además, añade que los efectos nocivos de la radiación UV son cada vez más conocidos, ya que esta puede provocar quemaduras, envejecimiento prematuro e incluso cáncer de piel. En el caso de los tatuajes, “no hay que olvidar que el traumatismo de la aguja al tatuarse provoca microlesiones en la piel, por lo que la protección solar es crucial. La recomendación, durante el proceso de curación (1 a 3 semanas después de que se haya realizado) es no usar protector solar hasta que el tatuaje esté completamente curado, mantenerlo alejado del sol en todo momento y usar ropa protectora si éste está en una zona expuesta al sol. Después de que haya cicatrizado, la forma de protegerlo es la misma que la de proteger toda la piel de los dañinos rayos ultravioleta”.
Queloides y Cicatrices: más sensibles a la radiación
Las cicatrices, en particular aquellas que se encuentran en fase de curación, y los queloides son más susceptibles al daño solar. Estos últimos son un tipo de cicatriz que crece más allá de los límites de la herida original y suelen ser más gruesos y prominentes. “La exposición prolongada al sol puede oscurecer las cicatrices y queloides, haciendo que se vuelvan más evidentes.”, explica Galarce.
La radiación UV afecta la producción de melanina, lo que puede generar que las cicatrices se oscurezcan (hiperpigmentación) o incluso se vuelvan más duras y difíciles de tratar. Para las personas con queloides, la protección solar es fundamental, ya que un simple daño en la piel puede complicar aún más el proceso de recuperación.
La doctora recomienda aplicar protector solar con SPF 50 o superior sobre las cicatrices y queloides, y mantener las zonas cubiertas con ropa o apósitos adecuados cuando se esté al sol durante largos períodos de tiempo. “Es fundamental evitar la exposición directa en las primeras fases de cicatrización y, cuando ya estén curadas, seguir protegiéndolas para prevenir su hiperpigmentación”, subraya.
Las estrías son otro tipo de marca que necesita protección solar específica. Estas marcas aparecen cuando la piel se estira rápidamente, debido a factores como el embarazo, el aumento de peso o el crecimiento acelerado durante la adolescencia. La piel de las estrías es más fina y menos elástica, lo que la hace más vulnerable a los daños del sol.
“Las estrías pueden volverse más notorias y oscurecerse cuando se exponen al sol sin protección. Es crucial no exponerlas cuando son recientes y están rojas o violáceas, ya que pueden quemarse e inflamarse. En las estrías blancas o evolucionadas, se debe aplicar protector solar de amplio espectro y mantener la zona hidratada para prevenir su exacerbación”, aconseja la profesional.
Protección Solar: un imperativo durante todo el año
El sol no solo representa un desafío estético durante el verano, sino también un factor de riesgo para la salud. Según un estudio de la Universidad de Santiago, Chile es uno de los países con mayores índices de radiación UV debido a su ubicación geográfica, y la protección de la piel es especialmente crítica durante el verano, cuando la radiación es más intensa.
Adicional a los casos específicos indicados anteriormente, es importante recordar que el cáncer de piel sigue siendo una de las enfermedades más prevalentes en el país, con más de 530 muertes por esta enfermedad en 2022, la cifra más alta de los últimos 20 años, según datos del Departamento de Estadísticas e Información de Salud (DEIS), del Ministerio de Salud. Esto resalta la necesidad de adoptar prácticas preventivas de manera constante, no solo durante los meses de verano, sino a lo largo de todo el año.
Las medidas preventivas más importantes son aplicar protector solar de amplio espectro (ultravioleta A y B) con factor de protección 30 o superior en todas las áreas de piel expuestas 30 minutos antes de salir al exterior, volver a aplicarlo cada dos horas o después de nadar o sudar, usar sombreros de ala ancha, anteojos de sol que bloqueen el 100 % de la luz ultravioleta A y B, estar atento a la aparición de lunares y otras manchas en la piel e informar a un médico sobre cualquier hallazgo inusual en la piel.
Galarce añade que “la protección solar es un hábito que debe mantenerse durante todo el año. Proteger la piel con tatuajes, cicatrices, estrías y otras afecciones es crucial para evitar complicaciones estéticas y de salud. Si bien la exposición al sol puede parecer inofensiva en un día de verano, los efectos acumulativos a lo largo de los años pueden ser devastadores para la salud de la piel”, concluye.