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El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, es una oportunidad para reflexionar sobre los avances y los obstáculos que persisten en la lucha por la igualdad de género. A pesar de los progresos logrados en numerosos ámbitos, en el sistema registral continúan existiendo barreras que restringen el acceso de las mujeres a posiciones de liderazgo y poder.
Un ejemplo de esta barrera es que desde la creación del Conservador de Bienes Raíces de Santiago ninguna mujer ha sido designada para liderarlo. El Registro de Santiago desempeña un papel clave en la regularización de propiedades y transacciones inmobiliarias, protegiendo derechos fundamentales de los ciudadanos. Sin embargo, a pesar de su relevancia histórica, nunca una mujer ha asumido esta responsabilidad. Esta ausencia no solo refleja una falta de representatividad femenina, sino que también habla de una estructura social más amplia que sigue limitando el acceso de las mujeres a espacios de poder.
Si bien en las últimas décadas, las mujeres han logrado avances importantes en materia de acceso a espacios donde se toman decisiones, estos logros no se han replicado con la misma rapidez en el sistema registral, donde la brecha de género persiste de forma evidente.
Uno de los principales obstáculos que enfrentan las mujeres es el fenómeno denominado “techo de cristal”, un término que describe las barreras invisibles que dificultan el ascenso de las mujeres a posiciones de liderazgo, a pesar de que cumplen con los mismos requisitos y méritos que sus contrapartes masculinas. Este techo de cristal está alimentado por una serie de factores, entre ellos la discriminación implícita, los estereotipos de género y la falta de redes de apoyo que favorezcan el desarrollo profesional de las mujeres.
En el sistema registral, la representación femenina en altos cargos es también reducida, a pesar de que las mujeres representan una parte importante de la fuerza laboral en este campo. Sin embargo, muchas mujeres se concentran en cargos administrativos o de menor jerarquía. Este fenómeno es el reflejo de normas sociales y culturales que siguen relegando a las mujeres a roles secundarios. A ello se suma la falta de políticas efectivas para promover la igualdad de género en estos espacios.
Otro factor que sigue limitando el acceso a instancia de mayor relevancia es la maternidad. A pesar de los avances en la conciliación de la vida laboral y familiar, las estructuras jerárquicas de la mayoría de los registros conservatorios, siguen siendo rígidas y demandantes, lo que dificulta que las mujeres encuentren un equilibrio entre su vida personal y profesional.
Finalmente, en el contexto de una reforma al sistema registral que genera tantas dudas e incertidumbre, es más relevante que nunca cuestionar la representación femenina en una de las instituciones clave del país, como el Conservador de Bienes Raíces de Santiago. Este es un momento crucial para exigir una reflexión profunda sobre la necesidad de una representación equitativa y justa, donde las mujeres sean parte de la toma de decisiones que afectan directamente a los derechos de la ciudadanía.
Ruth Gutiérrez
Sindicalista
Tesorera del Sindicato 1 del CBRS
