Durante su participación en el conversatorio “El caso Meiggs: ¿crimen organizado? Antecedentes, medidas y proyecciones”, realizado en la Universidad San Sebastián, el alcalde de Santiago, Mario Desbordes, abordó los desafíos que enfrenta la comuna ante la expansión de este fenómeno delictual y el comercio ilegal, destacando la importancia de restablecer la ley, la coordinación entre organismos y la recuperación del espacio público.
El alcalde de Santiago, Mario Desbordes, fue uno de los expositores del conversatorio “El caso Meiggs: ¿crimen organizado? Antecedentes, medidas y proyecciones”, instancia en la que analizó el fenómeno del crimen organizado y el comercio ilegal desde su experiencia como autoridad comunal.
En su intervención, el jefe comunal advirtió sobre la pérdida de autoridad del Estado y la necesidad de restablecer el cumplimiento de la ley como base de una sociedad democrática, destacando además la importancia de la cooperación interinstitucional para enfrentar la criminalidad y recuperar el espacio público.
La actividad fue moderada por el profesor Roberto Mayorga, y participaron además el presidente de la Asociación para el Desarrollo de Meiggs, Adolfo Numi, el exalcalde de Santiago, Jaime Ravinet y la investigadora Pía Green.
Tras la exposición de Adolfo Numi sobre los orígenes y la dinámica socio-económica-cultural del barrio Meiggs —que lo convierten en foco de atracción para estructuras del crimen—, el alcalde Desbordes entró en materia describiendo cómo la municipalidad está actuando para recuperar la autoridad del Estado y asegurar los espacios públicos para el vecindario.
El jefe comunal señaló que en Chile “se ha relajado el Estado de Derecho” y que su administración considera prioritario volver a restablecerlo como fundamento de una sociedad democrática. A lo largo de su exposición, advirtió que en la comuna de Santiago “tenemos más de una decena de organizaciones de crimen, que tienen una estructura, una jefatura, una logística, jerarquía, recursos, etc.” y que algunas de ellas son “internacionales o transnacionales”.
También mencionó que la llegada de migrantes, en su mayoría personas trabajadoras, se ha visto complementada por un número estimado que él situó entre “50 o 60 mil personas que cometen delitos, y algunos muy graves, que han cambiado la cultura delictual chilena”. Con esta afirmación profundizó el alcance del problema.
“Estas personas que cometen delitos en esa cantidad, equivalen a que nosotros abriéramos todas las cárceles de Chile y soltáramos a todos los presos al mismo tiempo”, aseguró.
Desbordes advirtió que el crimen organizado es una amenaza no solo para la seguridad, sino para la democracia: “El crimen organizado sustituye a la autoridad cuando el Estado no llega, la ciudadanía deja de creer en las institucione, empieza a pensar en soluciones populistas o totalitarias”.
En este sentido, afirmó que la municipalidad debe desempeñar un rol activo. Señaló que la nueva “ley de seguridad municipal” aún está en tramitación y reafirmó que no busca policías municipales, sino más atribuciones y trabajar en coordinación con Carabineros de Chile y Policía de Investigaciones de Chile (PDI).
Concretamente, sobre el barrio Meiggs planteó que lo define como “ausencia de Estado” y que esa lógica de abandono permitió instaurar el microtráfico, cigarros de contrabando, trata de personas, casinos ilegales, préstamos extorsivos y otros delitos.
“Por eso hemos tomado una decisión en conjunto con la Cámara de Comercio, con la Dirección de Impuestos Internos, con la Fiscalía y por el Gobierno Central, porque estamos trabajando todos juntos. El toldo azul es sólo una expresión visible del fenómeno. No es el fenómeno en sí mismo.”
Describió que la estrategia municipal y de socios públicos-privados aborda la cadena completa: desde la importación, falsificación y evasión de impuestos, hasta la comercialización ilegal en los toldos y espacios públicos. Señaló que, tras un empadronamiento de comerciantes ilegales, se identificaron 5.000 puestos informales y una evasión estimada en “50.000 millones de pesos”, y añadió: “Aquí lo que hay es una asociación ilícita, y detrás de esa asociación ilícita hay una cascada de delitos, por ejemplo, lavado de activos.”
Asimismo, el alcalde expuso que la recuperación de Meiggs se hará “cuadra por recuadra” y bajo control riguroso: “Calculamos que mínimo necesito 400 agentes de seguridad en el barrio Meiggs. Cuando asumí, que en la comuna había 300 guardias en total, hoy día tenemos 800 en la comuna y espero llegar a unos 1.000 a mitad del próximo año.”
En su cierre, recordó que para quien hoy ejerce el comercio ilegal la solución es la formalización: “Que se formalice, no hay otra, no voy a dar un solo permiso nuevo”. Y afirmó que la comuna recibe cerca de 2.300 permisos de vía pública, y que se está reduciendo a 1.800 para ordenar y resguardar el comercio legal.
