Mientras que en 2023 más mujeres ingresaron a la educación superior, en muchas áreas laborales históricamente llamadas “masculinizadas” falta una mayor incorporación de profesionales femeninas.
Lichan, junto a Air Products-Indura, ha jugado un rol importante en la integración de las mujeres en este tipo de rubros.
Desde sus orígenes, el Liceo Industrial Chileno Alemán, más conocido como LICHAN, emplazado en calle Doctor Johow 357, en Ñuñoa, ha promovido la incorporación de mujeres en su establecimiento para que se especialicen en áreas que tienden a ser reconocidas como “rubros masculinos”, como son las áreas de electricidad, electrónica, mecánica industrial y construcción metálica.
“Nosotros fomentamos una discriminación positiva hacia la mujer para que se integre a nuestro Liceo. Contamos con 8,5% de alumnas que se especializan en soldadura y todos los años crece 1% ese número”, comenta Alejandro Weinstein, gerente general del Liceo Industrial Chileno Alemán.
Es así como para incentivar y perfeccionar a sus estudiantes en soldadura, el Liceo Chileno Industrial Alemán generó una alianza estratégica de más de 20 años con Air Products Indura. “Para nosotros es importante formar a soldadores profesionales y al día con los últimos equipos, gases y técnicas en la materia. Es un orgullo ver como cada vez más mujeres, quienes son minoría en el rubro, se integran a esta especialidad y que somos parte de ese proceso como empresa”, señala Karla Voigt, gerente de Marketing de Air Products Indura.
La historia de una mujer en metalmecánica
Jeniffer Lemus cuenta que entró al Liceo Industrial Bicentenario Alemán, por una amiga que le mostró el colegio y ella se interesó. Dio una prueba de admisión técnica y psicológica, además de presentar un informe y notas académicas. Quedó aceptada en el plan metalmecánico y se especializó en construcciones metálicas. “Era un mundo que jamás había conocido. Nunca pensé que podía estudiar algo relacionado con metalmecánica, pero el Liceo me abrió un mundo nuevo”, recuerda.
Generalmente las mujeres de su generación estudiaban administración o contabilidad, pues era lo habitual. “En ese entonces, sólo había 16 mujeres en total en el liceo, hoy hay más de 80”, dice Jennifer.
Durante su etapa escolar, no tuvo mayores dificultades a pesar de que las mujeres eran minoría. No obstante, cuando inició su vida laboral sintió que había sesgos de género. Estuvo primero en control de calidad y siguió en el área metalmecánica. “En verdad, pocos se mantienen en el rubro después del colegio”, dice Jennifer, quien continuó sus estudios profesionales en Inacap.
Un día recibió un llamado de su ex Liceo y le propusieron hacer clases, justamente porque muy pocas mujeres se mantenían en la especialidad. Hoy lleva 8 años como docente de Lichan enseñando no sólo la parte técnica de la soldadura, sino que transmitiendo su experiencia de vida y laboral a las nuevas generaciones de mujeres soldadoras.
Creo que tener una profesora es un buen apoyo para las estudiantes, porque se sienten con mayor confianza y comprensión a través de la comunicación verbal que una les brinda”, opina al respecto Jennifer. “Además, para los hombres también es relevante que vean al gerente como su líder a una mujer, así egresan entendiendo que en el mercado laboral y en particular del rubro de la soldadura u otras tareas masculinizadas las mujeres estamos y podemos estar presentes, se lo toman con mayor naturalidad que generaciones más antiguas”, agrega.
“Aún falta modernizar este rubro para poder integrar de mejor forma a las mujeres, que haya mayor cercanía y comprensión con nosotras por parte de la industria”, concluye Jeniffer.