Ambas bandas ratificaron el éxito de sus presentaciones en Rock in Río, demostrando la vigencia de un sonido que los convierte en referentes de las nuevas generaciones.
Por Beto Arán
La apertura junto a los nacionales de Aleste, marcó el inicio de una velada cargada de emociones. Un tibio recibimiento marcó el inicio de su presentación, que con los minutos fue subiendo de intensidad, cerrando de manera digna una presentación concentrada en los temas que los llevaron a la popularidad a medidos de los 90’.
Luego, el esperado retorno de Deep Purple se hizo realidad con los sonidos de “Highway Star”. Un himno que sacudió las estructuras del histórico Estadio Santa Laura, en Independencia, extraído de su inmortal placa Machine Head (1972), desplegando toda la magia que caracteriza a una producción icónica del rock. Con el público en el bolsillo, “A Bit on the Side” y “Into the Fire”, prosiguió la velada con una agrupación sonando a gran nivel. Sin duda, el contexto ideal para expulsar “Lazy”, “When a Blind Man Cries”, en medio de un escenario iluminado por los miles de celulares captando la irrepetible escena.
En media de la algarabía, “Lazy Sod”, correspondiente a su reciente LP “=1 (2024)”, demostraron la vigencia de una banda que nunca ha parado de grabar. Y para el final “Space Truckin”, “Smoke on the Water”, “Hush” y “Black Night” de su legendario registro “In Rock” (1970), finalizaron una nueva presentación de la banda en nuestro país.
Sin duda, una clase magistral de Deep Purple cómo envejecer con dignidad, ofreciendo un show acorde a las expectativas, catapultando a Ian Gillian, como una leyenda viva de la escena mundial. A sus casi 80 años y, a pesar de sus limitaciones propias de su edad, aún le alcanza para desplegar un show de innegable calidad.
Con el recinto colmado en su totalidad, Journey abrió los fuegos con la inmortal “Be good to yourself”, para luego concentrar su parrilla en los hits ochenteros de la banda. Versiones demoledoras para “Open Arms, Lights, “Stone in love” y “Don’t Stop believin”, terminaron por conquistar a una fanaticada que también deliró al ritmo de “Faithfull”, “Wheel in the Sky”, “Separate Ways” y la siempre vigente “Lights”.
Fue una noche redonda, capaz de congregar a generaciones en torno a los sonidos de dos bandas legendarias, demostrando que el rock, aún tiene cuerda para rato.
Foto: Lamaquinamedio.com