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En el show, al igual que en otros países en Sudamérica, se mostró la bandera de Ucrania en señal de repudió a la invasión de Rusia.
Pasada las 21 horas -ante un recinto a capacidad completa, con un cielo nublado blanco oscuro que cambiaba de colores por el juego de luces y que acompañó toda la jornada- anoche se presentó la legendaria banda norteamericana Guns N’ Roses en el Estadio Nacional por sexta vez, en un show que se extendió por casi tres horas donde repasaron los principales clásicos musicales como It’s So Easy, Mr. Brownstone, Welcome To The Jungle y muchas más.
Al fondo, arriba del escenario, en lo más alto, la bandera chilena flameaba y estuvo los casi 180 minutos de música, rock, guitarras y acordes, que junto a la intensidad del sonido a través de cuatro parlamentes gigantes y juego de las luces permitieron observar desde los distintos rincones del Nacional una performance perfecta de Axl Rose, Slash, Duff Mckagan y compañía.
También se debe sumar al espectáculo las tres pantallas grandes, de altísima resolución, donde dos de ellas mostraban todos los desplazamientos de los integrantes de la banda y la del al medio jugaba entre videos, colores, efectos y destellos que incidieron en ayudar a que los asistentes más alejados pudiesen observar nítidamente el show de todos lados.
En los primeros 90 minutos, Guns N’ Roses repasó entre clásicos y temas nuevos, donde con las canciones más conocidas como Live and Let Die, Estranged, Rocket Queen y You Could Be Mine, hicieron al público explotar de euforia y los celulares tomaron un rol protagónico para grabar los mejores momentos del concierto.
Sin embargo, el quiebre del espectáculo y que provocó una ovación cerrada de los asistentes se dio cuando se inició la canción Civil War –con un Axl Rose vestido para la ocasión con una chaqueta oscura y que fue variando durante toda la noche- al igual que otros países en Sudamérica, se mostró de fondo una bandera de Ucrania en rechazo a la guerra que sufren los ciudadanos de ese país por Rusia y que hasta el momento miles de personas han perdido su vida y ha provocado el desplazamiento de millones ucranianos.
Mientras la banda interpretaba Civil War y el público acompañaba cantando el tema, de fondo se mostraban videos y gráficas con ciudades destruidas por guerras, con edificios incendiados y enfrentamientos militares. Tras esta canción, vinieron varios clásicos que hicieron reventar nuevamente el coloso de Ñuñoa.
Sweet Child O’ Mine, November Rain y Knockin’ On Heaven’s Door hicieron creer a varios que con estos temas se acaba el concierto, pero luego vendrían otros clásicos que hicieron nuevamente a los celulares y los asistentes tomar un protagonismo, ya sea para obtener un recuerdo del show o grabar a la banda.
De hecho, con November Rain miles de personas al unísono de la música grababan desde los distintos rincones del estadio girando en círculo para lograr la mejor foto panorámica o un video perfecto. En cancha este espectáculo fue notable y épico.
La última media hora permitió escuchar otros clásicos como Coma, Patience, Don’t Cry y cerraron con Paradise City, donde el público volvió a explotar de emoción, culminando un recital añorado y esperado por miles de fanáticos, por cuanto el 2020 vendrían a Chile (Lollapalooza), pero por la pandemia fue suspendido hasta la noche de ayer.
Finalmente, una mención importante fue el comportamiento del público, tanto en el ingreso al estadio como en la salida, todo muy ordenado, con varios controles de seguridad privada y de Carabineros, que permitieron disfrutar de principio a fin de un espectáculo musical como antaño.
