Un trastorno cada vez más común es la disfagia que puede manifestarse a cualquier edad, pero se presenta mayormente en adultos mayores y ya forma parte de los síndromes geriátricos clásicos. Un temprano diagnóstico es vital para evitar mayores complicaciones.
Este mes de noviembre se celebra el “Día de la Fonoaudiología” y en este contexto recordamos la importancia de esta disciplina en los adultos mayores, siendo de gran relevancia porque considera una evaluación y rehabilitación en el ámbito de la deglución, una función básica para todas las personas.
La disfagia o trastorno de la deglución es la alteración o dificultad en el paso de los alimentos, secreciones o medicamentos desde la boca hasta el estómago, comprometiendo la seguridad y eficacia de este proceso, ocasionada por alteraciones orgánicas o funcionales.
Principales síntomas
Pamela Acuña, fonoaudióloga de las residencias para el adulto mayor Senior Suites, indica que tener un diagnóstico a tiempo es de gran importancia para evitar mayores complicaciones.
Algunos de los síntomas prevalentes a los que hay que estar atentos son: cambios en la voz; sensación de ahogo; dificultad para masticar; dificultad para controlar saliva: poder mantenerla adecuadamente en la boca; disminución importante en la producción de saliva o xerostomía; sensación de cuerpo extraño en la garganta; residuos en la boca después de comer; observar que la persona empieza a evitar comer ciertos alimentos, consistencias, líquidos, y bajas de peso importantes.
Acuña señala que, si en algún adulto mayor existe presencia de esta sintomatología de manera constante durante la alimentación, podría estar en presencia de una disfagia. En estos casos es vital consultar con el especialista sobre estas dificultades para evitar la aspiración de alimentos lo que puede llevar a futuro al riesgo de presentar una neumonía aspirativa, desnutrición o deshidratación.
La especialista agrega que, para evitar atoros y complicaciones derivadas de estos, es necesario mantener hábitos de alimentación seguros, entre los que se encuentran: una postura correcta mientras se come, tener una alimentación pausada; mantenerse sentado un tiempo después de la comida para evitar reflujo; hacer uso correcto de la prótesis dental; entre otras.