El centrocampista se despidió del Flamengo y fichó por el Athletico Paranaense, uno de los clubes más importantes del sur de Brasil. Cuáles son las diferencias entre Río de Janeiro y Curitiba, el próximo hogar del futbolista chileno.
El pasado 10 de julio, el futbolista Arturo Vidal firmó la rescisión de su contrato y empezó a despedirse del calor de la capital carioca, de sus playas y sus monumentos de fama global, para preparar la mudanza a una ciudad más pequeña (1,9 millones de habitantes, menos de un tercio de los 6,3 millones de Río), con un clima fresco y un ambiente más ordenado.
Tras 51 partidos con el club Flamengo, en los que marcó dos goles y conquistó la Copa de Brasil y la Libertadores, Vidal se irá marchará a una metrópolis más al sur, donde la temperatura promedio más alta nunca supera los 26 grados centígrados.
Curitiba es la capital del estado de Paraná, una ciudad que se enorgullece de haber establecido un modelo temprano de sostenibilidad, repleta de parques, ciclovías y canales especiales para el transporte público.
La capital paranaense es una ciudad planificada y eso involucra a su sistema de movilidad, considerado uno de los mejores sistemas de transporte público de Brasil. Según la legislación local, los habitantes de la ciudad no deberían tener que trasladarse más de 500 metros para acceder al transporte colectivo. Con 72 km de vías exclusivas para autobuses que recorren los principales cinco ejes de la capital, su red integrada de transporte destaca también como el primer sistema de autobús de tránsito rápido implantado en el mundo, en la década de 1970.
El estado de Paraná –uno de los tres componen la Región Sur de Brasil; los otros son Santa Catarina y Rio Grande do Sul- tiene una fuerte influencia de la inmigración de italianos, alemanes, polacos y ucranianos, lo que es posible percibir en su arquitectura, gastronomía y costumbres locales.
Entre los principales atractivos turísticos de su capital están la Ópera de Arame (una sala de espectáculos con estructura de jardín de invierno), el Jardín Botánico -inspirado en los jardines franceses- y el Bosque del Alemán, una extensa área de bosque nativo con aire sofisticado. Otro imperdible es el Museo Oscar Niemeyer, un espacio para exposiciones de artes visuales, arquitectura, urbanismo y diseño, considerado el más grande de América Latina y uno de los dos principales del estado junto al Museo Paranaense.
Rodeado de un exuberante circuito natural de montañas y ríos, y con clima templado, Curitiba es el punto de partida de una amplia oferta de opciones de turismo rural, que incluye rutas de enogastronomía y de disciplinas como rafting, trekking y escalada.
La playa más linda y cercana de la ciudad es Ilha do Mel (Isla de la Miel) a unos 120 km de Curitiba, accesible tras un corto paseo en barco. El contraste entre el color de la costa de Paraná y la vegetación, formada por ecosistemas de restinga y Mata Atlántica, le da gracia y belleza a Ilha do Mel, cuyos imperdibles son el Farol das Conchas, la Gruta das Encantadas y la Fortaleza de Nossa Senhora dos Prazeres. Las hermosas playas de la isla, generalmente desiertas y tranquilas, son los destinos perfectos para disfrutar de un día soleado.
Los principales rivales futbolísticos de Paraná son el Atlético Paranaense, el nuevo equipo de Vidal, y el Coritiba, más conocidos como “Furacâo” y “Coxa”, respectivamente. El estadio Joaquim Américo Guimarães, apodado Arena da Baixada, es la sede del Athletico Paranaense, y está ubicado en Agua Verde, un barrio muy tradicional cuyo nombre se desprende del río que atraviesa la región.
El estadio es uno de los más antiguos de Brasil ya que fue construido en 1914. Curitiba fue escogida como una de las sedes de la Copa Mundial de Fútbol de 2014, por lo cual el estadio fue totalmente remodelado para cumplir todas las exigencias solicitadas por la FIFA. Se amplió la capacidad a 42.000 personas y se construyó un centro de negocios, un restaurante, un centro comercial y un estacionamiento de casi 2.000 lugares, todo lo cual lo convirtió en uno de los más modernos de Brasil.
En diciembre de 2018, el Arena Baixada albergó la vuelta de la final de la Copa Sudamericana entre el equipo local y Junior, donde el Furacão se alzó con el título por primera vez en su historia.