Las tarifas eléctricas para los clientes residenciales con consumos inferiores a 350 kWh/mes registraron un alza de 9,5%, generando un impacto significativo en los gastos comunes de los condominios.
El alza, junto a otros factores que se asocian a sueldo mínimo o la repercusión de la ley de las 40 horas, han presionado los costos administrativos en las comunidades. Por el descongelamiento de las tarifas eléctricas.
Las cuentas han subido alrededor de un 55% a nivel nacional. Enero marcó el último de los escalones en el proceso de descongelamiento de la tarifa eléctrica, iniciado en junio de 2024, tras las tres alzas registradas en los meses de julio y octubre, del año pasado.
En promedio, la composición de los gastos comunes, se traduce en 50% correspondiente a remuneraciones destinadas al personal de servicios y administración de la comunidad; 30% se destina a servicios básicos, como electricidad y gas; y el 20% restante se utiliza para insumos de mantención.
En los últimos años, los costos, respecto a remuneraciones, han experimentado un aumento considerable, impulsados por el alza simbólica del sueldo mínimo y el incremento sostenido del IPC desde la pandemia.
A ello se suma la implementación de la jornada laboral de 40 horas, que ha obligado a modificar los turnos del personal, como los conserjes. Afectando los salarios, según la Comisión Nacional de Productividad. En cuanto a la electricidad, esta representa entre un 8% y un 10% del gasto común de las comunidades.
Rafael Escobar, fundador de Kastor, ilustra el impacto con un ejemplo: “En un edificio con un gasto común total de 5 millones de pesos, el aumento de las tarifas eléctricas puede significar un incremento de hasta un 40%”.
“Por ejemplo, en una cuenta de 500 mil pesos, el alza equivale a 200 mil pesos. En este contexto, vivir en comunidad resulta beneficioso, ya que los costos pueden repartirse entre los residentes”, explica el fundador de Kastor.
Entre las medidas más efectivas para reducir el consumo eléctrico en los condominios destacan el uso de luces LED y la instalación de sensores de movimiento, que no solo contribuyen al ahorro, sino también a mejorar la seguridad.
A nivel internacional, la instalación de paneles solares ha demostrado ser una solución eficiente para edificios que cuentan con azoteas, aunque en Chile esta práctica aún está en desarrollo.
Otra innovación prometedora es el uso de ascensores que generan energía al descender, la cual puede emplearse para iluminar las cabinas.
Si bien estas tecnologías aún no se han implementado de manera masiva en el país, están ganando terreno debido a los constantes incrementos en las tarifas eléctricas y la adaptación a los nuevos costos de vida, será esencial para garantizar el bienestar de las comunidades.
Este tema se convertirá en un eje de discusión en los próximos meses, ya que el alza de las tarifas seguirá impactando los gastos comunes.
Ante este panorama, se espera que administradores, residentes y organismos legislativos trabajen en conjunto para encontrar soluciones sostenibles y efectivas que alivien el impacto en los hogares chilenos.