A contar del 2000, la normativa mejoró la aislación térmica de las construcciones residenciales. Desde entonces, se han introducido novedades en materiales y diseño que vale la pena tener en cuenta a la hora de comprar o arrendar.
Con la llegada de las bajas temperaturas y las enfermedades respiratorias, nuestra principal preocupación se centra en calefaccionar el hogar con menos consumo energético, ya que es un gasto que aumenta considerablemente durante la época de otoño-invierno.
Según el «Informe Final de Usos de la Energía de los Hogares en Chile», de la Corporación de Desarrollo Tecnológico, el 50% del consumo total de energía en una vivienda se destina a calefacción. Esta situación es más extrema en el sur, donde la calefacción representa más del 80% del consumo energético final de los hogares.
Antes de pensar en qué tipo de calefacción conviene más al bolsillo, lo primero que debemos saber es que la mejor medida para reducir el consumo energético es mejorar el aislamiento térmico del hogar. “Mientras mayor sea la calidad y el recubrimiento de la envolvente térmica en muros y techos, menor será la pérdida de energía en invierno y evitará que la vivienda se sobrecaliente en verano”, señala José Miguel Montecinos, gerente Técnico y Desarrollo de Inmobiliaria Altas Cumbres.
La buena noticia es que la regulación térmica ha permitido que las viviendas construidas a partir de 2000 cuenten con estándares mínimos de aislamiento. Esto se traduce en que las casas y departamentos cuenten con mejor capacidad de mantener una temperatura confortable sin elevar el consumo energético, lo que pueda marcar una gran diferencia si consideramos que cada grado puede suponer una variación del 7% en la cuenta de luz, según un estudio de la Organización de Consumidores en España.
“En los últimos años, se ha avanzado con nuevas normativas que apuntan a generar un mejor estándar a nivel nacional y cerrar brechas, ya que hoy se observa una dispersión importante en términos de eficiencia energética, donde existen proyectos muy superiores a la norma y otros que no”, explica Ana María del Río, gerente comercial de Siena Inmobiliaria.
Los expertos recomiendan, a la hora de cotizar una vivienda, revisar si tiene estándares de eficiencia energética o cuenta con Calificación Energética de Viviendas (CEV), instrumento desarrollado por el MINVU para permite calcular el ahorro y comparar de acuerdo con el sello obtenido, que va de la letra E hasta la letra A, desde menor o mayor eficiencia.
El avance del diseño y los materiales también ha aportado a mejorar la eficiencia y el confort térmico de los hogares. “Hoy se utilizan materiales de aislamiento avanzados, como espumas aislantes de alta densidad, revestimientos más resistentes y principios pasivos que ayudan a renovar el aire del interior de la vivienda, lo que reduce la condensación, la contaminación intradomiciliaria y la circulación de virus. El diseño se caracteriza por unas aberturas en las caras opuesta de la parte superior de la vivienda, que hace que el aire caliente y viciado ascienda y salga por la diferencia de presión. Esta ventilación, llamada convectiva, evita tener que abrir las ventanas para ventilar y por supuesto, los cambios de temperatura”, destaca José Miguel Montecinos.
La tecnología también es una aliada a la hora de pensar en el ahorro, como “la incorporación de ventanas de mayor calidad que, además de ser termopanel con marcos herméticos, cuentan con gas argón LOW-E en el interior, que es mucho más efectivo. En términos de aislación, en Siena Inmobiliaria utilizamos el promuro, que permite aislar al edificio completo desde el exterior, evitando quitar centímetros o metros cuadrados de superficie al departamento en el interior”, sostiene Ana María del Río.