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Los adultos mayores, como Clemencia Cáceres, no tan solo se enfrentan a cambios físicos como psicológicos, sino que también son estigmatizados como un segmento de la población que por sus condiciones dejan de ser un aporte para la sociedad.
Clemencia Cáceres es una de las muchas mujeres adulta mayor alejada completamente de estos prejuicios, y es un claro ejemplo para quien los años no son un impedimento para volver a comenzar y a enfrentar nuevos desafíos.
Es protagonista de una historia de vida inspiradora para las nuevas generaciones. A sus 86 años, el presente año fue una más de los cientos de estudiantes titulados de la Universidad Miguel de Cervantes, recibiendo su título de Psicóloga. En la oportunidad, fue destaca por la Universidad recibiendo un reconocimiento a su trayectoria.
La señora Clemencia es dueña de un carisma especial, logra transmitir su alegría por la vida y una gran tranquilidad espiritual que la convierte en una persona amable y cercana. Madre de dos hijos, abuela por quinta vez, y quien a pesar de haber perdido a su compañero de vida hace poco más de un año, no ha sido impedimento para seguir avanzando y sumando nuevas historias a su vida.
El año 1959 llega desde su natal Talcahuano, para estudiar en la Escuela Normal Número Dos, recibiendo año más tarde su título de Normalista Parvularia, ejerciendo por cerca de diez años. Posteriormente, se suma a las aulas de la Pontifica Universidad Católica de Chile, para obtener su título de profesora de religión para educación básica y media.
Durante veintisiete años ejerció como educadora en diversas escuelas de la capital. “Nunca he dejado de estudiar, me gusta investigar de todo. Durante todos los años de docencia hice cursos de perfeccionamientos. Cuando renuncié, me interesó la homeopatía y comencé a estudiarla con profundidad, el cual también tengo un título como “Auxiliar de Farmacia” ejercido en las dependencias de la Fundación Reinaldo KNOP N., en la ciudad de Santiago.
Mientras se encontraba trabajando en una empresa donde realizaba encuestas telefónicas, fue que tomó la decisión de ingresar a la Universidad a estudiar psicología. “Conversé con mi familia y desde entonces, me acompañaron con mi decisión y me matricularon al año siguiente”.
Fue así que con 76 años ingresa a la Universidad Miguel de Cervantes el año 2015 como una alumna más de las aulas. “La Universidad para mí significó todo, fui muy bien acogida y me dieron el pase para estudiar, sintiéndome apoyada por todos, desde la directora hasta quien atendía en la puerta”. Añade que nunca se sintió excluida por su edad, sintiéndose siempre parte y muy aceptada por sus compañeros.
“A todas las personas les digo que deben estudiar todos los días algo diferente, la edad son solo números, yo no siento mis 86 años”. “Para mí la edad nunca ha sido impedimento para hacer cosas”. “El próximo año comenzaré a trabajar, porque hoy me estoy especializando para desempeñarme como psicóloga deportiva, para posteriormente ejercer” afirma Clemencia.
La Sra. Clemencia Cáceres se declara una apasionada del conocimiento y siempre motivada a seguir estudiando y sumando nuevas aventuras. Recientemente realizó un diplomado en Inclusión educativa, esto sumando a una serie de actividades que la mantienen ocupada la mayor parte del día. Cada semana sagradamente asiste a sus clases de baile tropical, a sus clases de natación, y recientemente terminó un curso de pintura impartido en la Universidad Miguel de Cervantes.
Asegura que el deporte siempre ha formado parte de su vida, “soy ex deportista, incursioné en el atletismo, el ballet y el basketboll”. Destaca también su experiencia como profesora de las llamadas “Colonias Escolares” como monitora de recreación.
Frente a sus nuevos desafíos, este año se dedicará a estudiar para especializarse en psicología deportiva, con la intención de prontamente poder ejercer. “Mi forma de vida ha sido muy diferente a todos mis pares, jamás me he comparado con nadie, me gusta hacer lo que hago sin exigirle a nadie que haga lo mismo”, asegura y concluye con lo que podría ser su lema de vida: “No te rindas; la vida puede ir de cero a mil en un instante”.
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