Algunos estudios y publicaciones en la prensa indicaron recientemente que no existiría campo laboral para despeñar una carrera tan relevante como la de nutricionista en nuestro país, lo cierto es que esta profesión es amplia y transversal, tal como lo es la alimentación. Todos requieren alimentos, sobre todo con una base en salud.
Es una realidad que existen espacios laborales saturados, como el ejercicio en hospitales, clínicas y centros de atención primaria (CESFAM), centros que son limitados y con contratación escasa y que adicionalmente a esto, actores políticos han entorpecido históricamente el reconocimiento de funciones del profesional nutricionista en el Código Sanitario, lo que hace que las personas no tengan la misma cobertura que tienen en FONASA/ISAPRE a libre demanda, generando una distorsión que otras profesiones no tienen.
Viendo las cifras entregadas año a año del empeoramiento de la calidad de la alimentación y sus consecuencias, cuesta pensar que no se requieran de profesionales que realicen diagnóstico nutricional integrado, prescripción dietoterapéutica, educación en salud, soporte nutricional, solicitud de exámenes de interés nutricional con derivación dentro del equipo de salud, justamente para ir acotando las filas de espera. El deber ser del Estado es impulsar la empleabilidad de las profesiones de salud, dado que es un hecho que se requieren especialistas que brinden bienestar a la ciudadanía.
Por ejemplo, incluyendo en la glosa presupuestaria de educación los recursos que permitan tener un nutricionista por establecimiento de educación parvularia, básica y media, que asegure la calidad alimentario nutricional en terreno y provea de asesoramiento también a las familias respecto a sus hijos.
Asimismo, incluir nutricionistas en los lugares de trabajo, puesto que también se requiere asegurar la calidad alimentario nutricional a las y los trabajadores que son la fuerza productiva del país. Las casas de estudios, somos encargados de formar profesionales para las nuevas necesidades del país, pero se requiere que el ejecutivo lo intencione para dar cabida a los esfuerzos de recursos que se integran a la educación superior.
Entendiendo este escenario es que en la Universidad Central hemos potenciado el área laboral relacionada con alimentos, calidad, innovación y negocios, justamente para insertar a nuestros profesionales en aquellas áreas que requieren de nutricionistas con un nuevo perfil, para lograr desempeñarse en la industria alimentaria, salud laboral, canal alimentario del campo y mar a la mesa, para hacer del nuevo nutricionista, el elemento central del sistema alimentario y la salud nacional, con la capacidad de generar ideas y ponerlas en práctica en estas áreas de ejercicio de la profesión.
Paolo Castro
Director Carrera de Nutrición y Dietética, U. Central