Voces expertas alertan sobre la ingesta de comidas que podrían convertirse en una barrera a la hora de conciliar el sueño en los meses de verano. El énfasis es claro en aquellas que contienen altos niveles de grasas saturadas.
Los últimos días han estado marcados por altas temperaturas, situación que, por efectos biológicos, dificulta el inicio del sueño. Si a esto sumamos el consumo de ciertos alimentos, dormir en la noche puede convertirse en un verdadero problema.
Francisca Bustos, nutrióloga de Clínica Somno, señala que “las comidas que contienen mucha grasa, condimentos, frituras y las carnes rojas no colaboran al buen dormir”. Con ella concuerda la nutricionista de Superprof, Sofía Hererra, quien afirma que “los alimentos muy elevados en grasas saturadas como los embutidos enlentecen el vaciamiento gástrico y por ende producen malestar gastrointestinal. Además de esto hay estudios que comprueban que consumir azúcar refinada libre reduce la calidad del sueño pues actúa como potenciador de energía”.
Precisamente, Mónica Espinoza, nutricionista del Grupo Medical, elaboró un listado con los alimentos menos recomendados si el objetivo es un buen descanso, evitando el insomnio y la acidez estomacal.
Alimentos con alto contenido de agua: Consumir alimentos con alto contenido de agua antes de dormir, como la sandía o la piña, por ejemplo, aumenta la necesidad de micción, y por ende, obligan a levantarnos varias veces por la noche, interrumpiendo el sueño.
Comidas picantes: Alimentos picantes o condimentados pueden causar acidez estomacal y malestar gastrointestinal, lo cual, sin duda dificultará la tarea de tener un descanso reparador.
Comidas ricas en grasas: Alimentos ricos en grasas enlentecen el vaciamiento gástrico, por lo que requieren más tiempo para su digestión, lo que podría provocar molestias estomacales y dificultades para dormir.
Alimentos con alto contenido de azúcar y carbohidratos refinado: Consumir alimentos ricos en azúcares refinados antes de dormir puede llevar a fluctuaciones en los niveles de glicemia en sangre y a nivel cerebral, lo que podría afectar la calidad del sueño, entre otros efectos adversos.
Cafeína y teína: Bebidas como café, té, energéticas y también el apetecido cacao contienen cafeína, una sustancia estimulante que puede interferir negativamente con el sueño al aumentar la actividad cerebral y la frecuencia cardíaca.
Otras recomendaciones
Las expertas también advierten sobre las consecuencias del consumo de alcohol, que si bien puede provocar somnolencia inicialmente, es capaz de interrumpir las fases más profundas del mismo, afectando la calidad del descanso, además de tener otros efectos adversos.
Finalmente, las profesionales mencionan tener en consideración que se debe comer como mínimo tres a cuatro horas antes de dormir para terminar en forma adecuada el proceso de digestión y que éste no interfiera en el descanso.