La incorporación de mujeres al mercado laboral marcó un hito en 2022, al situarse en 50,8%, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas.
Las cifras son alentadoras, pero aún quedan desafíos, sobre todo en áreas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por su sigla en inglés), donde sólo una de cada cuatro mujeres opta por esas carreras, de acuerdo al Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género.
Esta brecha también impacta al sector aeronáutico. Solo el 6% de las mujeres llega a ocupar cargos directivos dentro de las aerolíneas (datos de Asociación Internacional de Transporte Aéreo). Similar tendencia hay en roles como operaciones y pilotos, donde apenas un 6,6% de las licencias de vuelo vigentes en Chile están en manos de mujeres, según la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC).
Una iniciativa que busca cerrar brechas en la industria es el compromiso 25by2025 de IATA, firmado por 24 empresas de Latinoamérica, como las aerolíneas SKY, LATAM y JetSMART, para conseguir la representación femenina mínima del 25% para 2025.
Airbus, el mayor fabricante de aviones a nivel global, también adhirió y como parte de su política de equidad, se propuso alcanzar para 2030 la nómina de 33% de mujeres en todos los niveles de la organización a nivel global. Para ello, la compañía ha promovido activamente la presencia femenina en diversos roles, tanto técnicos como de liderazgo. De hecho, en Latinoamérica los avances han sido sustanciales. Hoy en día alrededor de 500 de los 1.300 trabajadores de Airbus América Latina y el Caribe son mujeres, es decir, un 38%.
Macarena Molina, quien es ingeniera en aviación comercial de la Universidad Federico Santa María y tiene 35 años, partió en 2012 en la división Airbus Helicopters Chile, donde era responsable de la documentación técnica para el Cono Sur. Gracias al gran manejo de conocimientos que adquirió, en 2016 dejó Chile rumbo a Marignane, Francia, y luego a Grand Prairie, Texas, en Estados Unidos. Allí asumió la coordinación de las filiales de América del Norte y Sur de Airbus Helicopters, adaptando las políticas de documentación técnica de los helicópteros de la compañía a esas regiones.
“Como llevaba los contratos, tuve que conocer a fondo aspectos técnicos y legales de los documentos, por ejemplo, y manejar al detalle estos temas, porque así podía resolver dudas de los clientes, ser una voz que guía y brindar soporte en temas complejos”, relata.
Luego de haber residido por tres años en Estados Unidos, Macarena ahora se trasladó a Donauworth, Alemania, para continuar apoyando dichos procesos y siendo la única mujer entre los seis profesionales que componen su departamento. “Una vez que empiezan a haber cargos de jefaturas de mujeres ocurre un cambio en la cultura de la compañía. En este sentido, Airbus es una empresa súper diversa a nivel cultural y de género”, explica.
Otro caso exitoso es el de Marcela Gray, de 52 años, y quien es ingeniera mecánica de la Universidad Católica de Valparaíso. Ella trabaja en las instalaciones de Airbus Canadá, en Mirabel, como parte del Programa A220, avión que permite traer la comodidad de los aviones de fuselaje ancho a los de pasillo único. Allí, Marcela es responsable de aunar ingeniería y calidad para impulsar la madurez de los procesos y avanzar hacia un mayor rendimiento.
“Durante mis estudios tuve que esforzarme más que mis colegas masculinos para que me tomaran en serio. Había 80 estudiantes y sólo dos éramos mujeres y siempre recordaré cuando un profesor me dijo: ‘Las mujeres en ingeniería sólo están aquí para encontrar un buen marido'”, comenta.
Para revertir esta mentalidad, según Marcela, “hay que empujar a las mujeres desde edades muy tempranas a creer que pueden tener un papel importante en esta industria, exponerlas a cosas diferentes como las ciencias, matemáticas, físicas, y por eso, participo como mentora para escuelas y para la Academia Atómicas de la ONG Tremendas, con quien Airbus tiene una alianza desde 2022. Airbus está haciendo lo mismo y trabajando duro para promover y animar a las mujeres en el sector aeroespacial”.
La integración del profesionalismo y liderazgo femenino, también se aprecia en instituciones que trabajan con aeronaves, como la Policía de Investigaciones (PDI) y su Brigada Aeropolicial. La inspectora Tamara San Martin y la asistente policial Camila Gaona, marcaron un precedente, al convertirse en las primeras mujeres en el rol de piloto y mecánica de helicópteros de la PDI, respectivamente, apoyando misiones policiales desde el aire como traslado de personal, detección de plantaciones ilícitas, búsqueda de personas, allanamiento y resguardo de operaciones.
La rutina de la inspectora Tamara San Martín, de solo 29 años, como piloto de PDI incluye diversas tareas. que van desde trabajo administrativo policial a revisar que se cumplan todas las condiciones para el despegue de alguna de las aeronaves Airbus H125 que la institución posee en el Aeródromo Tobalaba.
“Siempre me he sentido cómoda en la PDI ya que hay un trato igualitario, sin importar el género. Me he sentido apoyada por la Institución porque me ha reconocido y se ha encargado también de empoderar a la mujer, mostrarnos, para que otras funcionarias puedan desenvolverse en la misma labor”, explica.
En ello coincide la asistente policial Camila Gaona, mecánica de mantenimiento en la Prefectura Aeropolicial de la PDI y quien, a sus 30 años, además es kinesióloga. Explica que no ha visto obstáculos por ser mujer, ya que “siempre he tenido el apoyo de mis compañeros que creen en mí”. “´No me da miedo ensuciarme´, yo les decía a mis compañeros ´yo puedo hacerlo, déjenme hacerlo´.